Con "Umbilical", Andrés Neuman presenta su libro más íntimo y una vez más revela los giros temáticos y formales que son capaces de tomar sus libros, cada uno con un proyecto narrativo distinto, en el que a partir de una idea construye una narración que es literatura pero también reflexión, como en este nuevo volumen donde retrata la relación entre un bebé y un papá y dialoga sobre la paternidad, la crianza y la realidad cotidiana.
Fragmentario, interrupto, como dice, "Umbilical" es ese libro que pudo escribir durante la crianza de su hijo. "Para escribir La guerra y la paz con un hijo hace falta no ocuparte de él, con lo cual incurrimos en una contradicción clásica, por ejemplo, en la literatura política que es el compromiso, que es ocupar un lugar para ausentarte de otro. Entonces somos capaces de escribir 5.000 páginas sobre nuestro hijo pero estando lo más lejos posible de él. Me da miedo caer en eso. El libro con su estructura, su brevedad, participa de su propio argumento", dice.
-Télam: Cada uno de tus libros tiene una búsqueda muy clara, el anterior que se publicó aquí "Anatomía Sensible" era una celebración del cuerpo, este es sobre el hijo ¿cómo encarás cada proyecto?
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-Andrés Neuman: Pienso que con el último libro "Anatomía sensible" y "Umbilical" hay ciertos vínculos, no sólo de extensión sino que hay un trabajo con el género en sus dos sentidos. El género en términos identitarios y el género en términos de forma literaria. Son libros que trabajan en las fronteras en sus dos sentidos y reflexionan sobre las relaciones entre lengua y cuerpo.
Me interesa mucho preguntarle al libro que voz podría tener, más que pensar que un libro es la proyección incansable de mi propia voz. Primero porque dar por sentado cuál es mi voz me parece ingenuo, eso de creer que sabés quién sos y cuál es tu voz me parece de una ingenuidad suprema. Pero además somos tan corales, podríamos ser de tantas maneras y la realidad nos demuestra que podemos ser tantas personas que me atrae mucho de pensar la voz, el trabajo con el lenguaje, qué maniobra lingüística necesita este libro para ser. Y eso me divierte mucho de la escritura y por eso trabajo con poesía, novela breve, narrativa. Me gusta mucho esa sensación de que aprendo a escribir en cada libro. Obviamente que hay una memoria de lo escrito. Hay una diferencia ética entre el estilo y la marca, en términos de marca registrada. Y creo que se confunden en el mercado literario y que incluso desde el ámbito del prestigio y del capital simbólico fatalmente se confunden también.
-T: ¿Cuál sería la diferencia entre marca y estilo?
-A.N: La marca tiene que ver con que antes de empezar el libro vos ya sabes cuál es el estilo y es siempre el mismo. Ya resolviste la duda de cómo escribir, como el artista que empezó a vender cuadros haciendo una mancha roja en la parte superior derecha y entonces sus siguientes 100 cuadros tendrán esa marca en la parte superior derecha. ¿Cuál es la búsqueda estética de eso? Es la reproducción de la certeza, no hay una búsqueda. El estilo, en cambio, me parece que tiene con lo que no podés evitar que se repita y se repite inconsciente o involuntariamente. La coherencia entre tus distintos libros que a veces se producen a pesar de tu voluntad de cambiarlo. El fantasma que vuelve.
Con información de Télam