Una muestra rescata la entrañable amistad entre Alberto Greco y la feminista Ilse Fusková

17 de agosto, 2023 | 14.27

(Por Mercedes Ezquiaga) El artista Alberto Greco y la fotógrafa Ilse Fusková -quien firmaba sus trabajos con el seudónimo Felka- construyeron una amistad entrañable desde que se conocieron, en una galería de Florida y Viamonte en 1953, hasta la muerte del artista: una exposición con 50 fotografías y una serie de dibujos y documentos dan cuenta del profundo vínculo entre ambos, un material inédito que se muestra por primera vez al público en el espacio W-archivo, que funciona en la antigua sede del CAYC.

Mientras se prepara para inaugurar un inmenso espacio en San Telmo (Defensa 1369), donde estaba la colección Helft, el próximo 26 de agosto, la exgalería Walden (ahora llamada W) reconvierte su sede de la calle Viamonte 452 -donde funcionaba antiguamente el mítico Centro de Arte y Comunicación- en un espacio dedicado exclusivamente a rescatar la documentación en el arte (W archivo).

El puntapié de este espacio refuncionalizado será la muestra "Querida Felka. Alberto Greco por Ilse Fusková", que cuenta con curaduría e investigación de María Laura Rosa y que se podrá visitar hasta el 13 de octubre en Viamonte 452, con entrada gratuita.

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Se trata de un conjunto de obras -en blanco y negro- de una figura esencial en la escena artística local, aunque mucho más reconocida por su activismo feminista, por organizar junto a Carlos Jáuregui la primera marcha del orgullo LGBTTQ+, en 1992 y de manera mediática por ser la primera mujer en asumirse lesbiana en la televisión argentina, nada menos que en un almuerzo con Mirtha Legrand, en la década del 90. 

"Perdón, ¿es usted Felka?", cuenta Ilse Fusková (1929) que le preguntó Alberto Greco en una galería de Florida y Viamonte, hacia el año 1953. Desde entonces, el artista y la fotógrafa construyeron una leal amistad que incluyó paseos por la ciudad, cartas, entrevistas en medios y una mutua admiración y respeto. 

Potente y luminosa, la muestra que se despliega en dos pisos de la galería no se aboca a los perfiles más reconocidos de ambos -ni a los escritos compulsivos y grafómanos de Greco ni al perfil militante y feminista de Fusková- sino que se detiene en los matices y las coincidencias de una amistad entrañable que ambos mantuvieron, de diálogos intensos y paseos por la ciudad, mientras permanecían, tal vez, un poco al margen de la sociedad conservadora de los años 50 en Buenos Aires.

"Uno de los puntos de unión entre ellos era cierta marginalidad, en una Buenos Aires muy rara. Se conocen cuando Greco se acerca a ella porque había visto en las revistas sus trabajos que eran muy vanguardistas. Hay que entender cómo era ese Buenos Aires de los 50, con una escena increíble de galerías de arte alrededor del Florida Garden, pero muy conservadora y machista. Era muy difícil ver una mujer recorriendo las calles, observando, mostrando la ciudad con otros ojos, con el apetito voraz con el que lo hacía Ilse. Y un Greco que hacía hasta lo imposible para poder sobrevivir en una en una Buenos Aires que le daba la espalda", cuenta a Télam Ricardo Ocampo, director de la galería W durante una recorrida por el espacio.

La muestra alberga fotografías blanco y negro de un prácticamente desconocido Greco, jovencísimo, sin barba, quien junto a Felka deambulan juntos por la zona de las galerías más renombradas de Buenos Aires, por la confitería Florida Garden y por el pasaje Seaver, una callecita sin salida del barrio de Retiro, demolida en 1980 con la ampliación de la avenida 9 de Julio, además de la Plaza San Martín y el barrio de Palermo.

"Ambos fueron disidentes de un mundo que estaba en permanente cambio", en palabras de la curadora María Laura Rosa en referencia a estas fotografías que son el resultado de un proceso de investigación, catalogación, restauración y digitalización.

Fusková lo retrató al creador de los Vivo Dito en 1953, antes de su primer viaje a Europa, y luego de su regreso, en 1957. El conjunto está acompañada por algunas fotografías del Pasaje Seaver, la Plaza San Martín y el barrio de Palermo, lugares por donde asiduamente paseaban junto con otra gran amiga del dúo, la poeta Isabel Molinero.

Así es como a los retratos en la galería se suman instantáneas de esos paisajes y pasajes recorridos, con la mirada particular que la fotógrafa daba a las calles de la ciudad. Al Pasaje Seaver, por ejemplo, lo llamaba "el Caminito" de Barrio Norte, por su aspecto bohemio. Incluso vivió en esa cuadra en los años 50, cuando se mudó junto con su marido, justo después de casarse, mucho antes de reconocerse lesbiana. Su peculiar mirada se refleja también en su labor de reportera. Escribe en la revista Chicas elogiando la impronta del lugar y lo recomienda a las lectoras como un delicioso recorrido de domingo, en pleno 1952: "Un pasaje de cien metros de adoquines desparejos, casas bajas, departamentos, galpones, inquilinatos y faroles grandotes. En esa cuadra vivían varios artistas plásticos, escritores e intelectuales. Y había un cabaret con bailarinas travestis (el Can Can)", contaría luego en una entrevista la artista y activista que tiene actualmente 94 años.

"Hay que intentar imaginar la Buenos Aires de los 50 y una mujer, cámara en mano, recorriendo la ciudad", invita Ocampo mientras enfatiza: "La idea fue mostrar esta relación de amistad que fue súper fructífera en un montón de aspectos y sacar a la luz la mayoría de estos retratos de Greco que son inéditos, además de incluir algunas tomas de los paisajes, escenas, pequeños instantes, para ponerlos en contexto, en un momento en que Greco tenía 22, 23 años e Ilse unos 24, 25 años".

"La calle Florida es uno de los focos culturales de entonces, no sólo por las numerosas galerías que se ubican allí, sino por el Florida Garden, bar que reúne a artistas y escritores en tertulias esporádicas. La Felka reportera recorre semanalmente esta calle", detalla la curadora. Con el nacimiento de la amistad, Greco le presentaría a varios personajes entre ellos a Horacio Coppola y a su ex compañera Grete Stern, con quienes tiene un fuerte y prolongado vínculo. 

De padre alemán y madre checoslovaca, Fusková -quien además de reportera y fotógrafa fue azafata- es definida por la curadora como una "flaneuse urbana" quien, durante sus recorridos, captura poéticamente a personajes simples y destacados intelectuales y artistas. A partir de 1957, Ilse Fusková deja, paulatinamente, de realizar reportajes en la prensa y luego de más de una década de retiro doméstico -que coincidió con la crianza de sus hijos, su maternidad- se unió al Movimiento de Liberación Femenina, a finales de los 70.

"El feminismo me salvó la vida -contó la propia artista alguna vez-, me hizo ver que las cosas que estaba viviendo, la profunda descalificación, falta de apoyo en la vida doméstica, familiar, eran parte de un sistema y cuando descubro eso salgo de una profundísima depresión. Yo tengo clara conciencia de que ponerme en contacto con esta ideología, que explica lo que sucede con todas las mujeres, me salvó la vida", dijo la mujer que en 1992 organizó, junto a Carlos Jáuregui, la primera marcha del orgullo en el país.

La muestra se acompaña -detrás de una vitrina- de una selección de documentos originales, recortes de diario, cartas -que Greco le envió a Ilse desde San Pablo-, un ejemplar del libro de poesía "Fiesta", afiches de una exposición en galería Rubbers y dibujos originales de Alberto Greco (1931-1965), quien se quitó la vida, a los 34 años, luego de ingerir un frasco de barbitúricos y escribir en su mano izquierda la palabra "fin".

Con información de Télam