Con tan solo 19 años, la actriz, cantante y bailarina argentina Camila Figueiras Meriggi se ganó una beca para estudiar en uno de los conservatorios de Teatro Musical más prestigiosos de Nueva York, The American Musical and Dramatic Academy (AMDA), en donde se recibió con honores. Y tres años después del comienzo de esta aventura, vivió una experiencia que nunca se había imaginado: actuar en un capítulo de la serie de HBO And Just Like That, continuación de Sex and the City, al lado de estrellas internacionales del cine. Hoy, sueña con seguir ascendiendo y llegar a Broadway.
Además, debutó como cantante en el Comeback Cabaret con Don’t Tell Mama, uno de los cabarets más famosos de la ciudad, y actuó en otros musicales icónicos en Argentina, como Legally Blonde, Footloose, In The Heights, Les Miserables, We Will Rock You, Hairspray y muchos otros más. También fue la primera estudiante en toda la historia de la universidad en convertirse en fundadora de la Latinx Alliance, un espacio integrado por estudiantes latinoamericanos con el fin de unirse para sentirse menos lejos de casa.
En diálogo con El Destape Web, Camila contó cómo vivió todas estas experiencias, cuáles fueron sus primeros pasos para llegar hasta donde está hoy y cuál es el lugar que se le da a la comunidad de artistas latinos en la industria actoral de Estados Unidos.
− Empecemos por el principio. ¿Cómo fue que empezaste a estudiar acá, en Buenos Aires?
Arranqué a los cinco años a tomar clases de baile en el estudio de Reina Reech. Después en el estudio de las hermanas Escudero, que es el estudio de ballet en el que más tiempo estuve, y después estudié teatro musical y canto. Empecé a formarme mucho en las disciplinas que yo creía que iban a darme herramientas suficientes como para el día de mañana poder entrar en este mundo. Hasta que se me presentó la oportunidad de audicionar para esta facultad, AMDA, y ahí digo que mi vida dio un giro y nada volvió a ser lo mismo, porque ya se requería una disciplina y una exigencia mucho más alta de la que estaba acostumbrada.
− ¿Cómo te enteraste que existía esta escuela y cómo fue el proceso de casting?
Me vine acá en el verano con una empresa que se llama Go Broadway a estudiar Teatro Musical. Y este workshop ofrecía una posibilidad de audicionar para AMDA. En su momento, cuando se me presentó la posibilidad, al principio estaba dudando porque dije: "¿Para qué voy a ir? Si no hay chance de que yo quede…". Audicionan 80 mil personas por año y siempre entra un porcentaje muy chico de cada país. Pero después dije: "Estoy acá, ya fue, voy y lo hago". Audicioné, me volví a Argentina y seguí estudiando Comunicación, que era la carrera que estudiaba en ese momento.
Siempre había algo ahí rondando, pero nada me daba esa tranquilidad de ‘estoy haciendo lo que en verdad me apasiona y me gusta’. Sabía, en el fondo, que venía por el lado de las artes. Entender cómo es la vida del artista acá, audicionar todos los días, el contacto con musicales y con gente de tanta trayectoria, te abre la cabeza y pensás: "Okey esto puede ser posible". A los cuatro meses, me llegó un mail de la facultad diciendo que me habían aceptado y que por mérito de audición me regalaban una beca y me invitaban a que formara parte del conservatorio en el programa de Teatro Músical. Cuando me enteré, sentí que por primera vez en la vida estaba haciendo algo por mí. Era mi sueño desde chica. Volví a Argentina y pensé: "¿Cómo puedo ayudar a mis papás, y a mis abuelos, que me ayudaron un montón?". Y empecé a trabajar de todo: limpiando baños, vendiendo ropa… de todo.
− ¿Cómo ves la oferta laboral en el rubro artístico allá en Nueva York?
Bastante complicada. Hay mucha competencia y es estar constantemente buscando audiciones… No es imposible, pero cuesta mucho más que en otro país. Si es rubro tele o cine, es mejor tener un agente. Pero en el rubro musical, es más fácil conseguir una audición abierta a todo el mundo. Cada proyecto es distinto.
− Con el tema del idioma, ¿cómo te manejaste? ¿Ya sabías inglés?
Sabía inglés pero muy básico, lo que había visto en el colegio. Me sabía defender, pero me sentía oxidada, y cuando vine acá el primer mes fue como… ‘¿Qué está diciendo el profesor?’. Tratando de entender, con el Google Traductor al lado… Después te vas acostumbrando y lo incorporás de a poco. Obviamente, mi inglés no es perfecto, porque se me nota el acento.
− Y esto que decís sobre la pronunciación… ¿Alguna vez te limitó para conseguir un trabajo?
Sí. Acá siempre hablamos entre los argentinos que el argentino, a simple vista, se castea como europeo, pero cuando hablás se te nota el acento latino. Entonces, es difícil que justo haya un rol que sea para vos. Si es un rol protagónico en alguna obra, película o lo que sea, y necesitan que vos hables, obviamente se va a notar el acento y a veces quedás excluido. Pero si audicionás para un baile, en donde no necesitás hablar, es más fácil quedar. El director de casting tiene un sonido en la cabeza de cómo quiere que suene ese personaje y si tu voz no encastra con eso, ya quedás afuera.
Igual, por suerte de a poco la industria está cambiando, pero me costó bastante acostumbrarme a que me digan: ‘Ah, vos sos de afuera’. Y bueno, sí, soy de afuera. Con el tiempo fui entendiendo que no soy yo, que mi talento es uno y yo como persona soy otra. Yo llevo el acento argentino con orgullo. Me han dicho algunos profesores: "Si no cambiás el acento y no te lo sacás, no vas a llegar a ningún lado". Y tengo otros profesores que me dicen: "Vos llevá el acento con orgullo, que es lo que te identifica y de dónde venís, y al que le gusta bien y al que no, no". Entonces opté por ese camino, porque llevo con orgullo ser argentina y representar de dónde venimos.
− ¿Cómo fue tu rol en la Latinx Allience?
En la facultad había distintos grupos sociales pero ninguno representaba a Latinoamérica. Había uno de Asia, otro de Europa, pero no había nada de latinos. Entonces, empecé a juntar firmas con mis compañeros y mis amigos del grupo de latinos y lo presenté a la facultad. A los meses me dijeron que lo confirmaban y que se armaba. Es la primera alianza creada por un estudiante en la historia de la facultad, porque el resto de las alianzas fueron todas creadas por la facultad.
Nace con el objetivo de crear un espacio en el que todos los latinos nos podamos sentir un poquito más en casa y más cerca de nuestras raíces. Hablamos sobre problemáticas socioculturales, políticas y económicas de cada país, y también armamos proyectos artísticos de danza, canto y actuación para poder representar los países de los que venimos. Hay doce países en total: Argentina, Puerto Rico, México, Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, etcétera. Y cada uno tiene un espacio para mostrar su cultura, sus tradiciones y compartir, que es lo más lindo.
− Cuando tuviste que representar Argentina, ¿de qué manera lo hiciste?
Hicimos un proyecto en la época pandémica. Con dos amigas más, que también son argentinas, hicimos un cover de 5 minutos que tenía un poco de Mercedes Sosa, de Fito Páez, Charly García… Esa era la voz que se escuchaba en el sonido, y en la pantalla, pusimos imágenes de Argentina: desde las Cataratas del Iguazú hasta los viñedos, el Perito Moreno, todo, para mostrar visualmente qué es Argentina y lo lindo y rico en naturaleza que tenemos a esta sociedad (la yankee), que le cuesta un poco acercarse a eso.
Me pasó que me dijeran: "¿Argentina? Ah, sí, queda en Europa". O me han dicho: "Vos no sos latina porque no sos morena". O compañeros que me dijeran: "No sé dónde está Argentina". Esas cosas suceden, pero está en uno poder compartir el conocimiento y explicarles. Les puse un mapa, les expliqué que Argentina está en el mismo continente que el suyo, pero en América del Sur, y todos dijeron: "¡Ahhh!".
− En cuanto a lo social, ¿te costó adaptarte o pudiste formar rápido un grupo de contención?
Al principio me costó adaptarme, porque fue muy fuerte el choque cultural. Acá no existe el hecho de conocer a alguien y que a los cinco minutos estés tomando un mate, o esa buena onda que se da al toque. Acá cuesta, son más cerrados y más fríos, y obviamente, esa calidez humana se extraña. Pero ya llevo tres años viviendo acá y somos varios los argentinos, así que tengo mi grupo de amigos. Estoy con ganas de volver a ver a mis amigas, familia…Pero bueno, es parte de los sacrificios que uno hace.
− Contame sobre tu experiencia en And Just Like That. ¿Cómo viviste todo eso?
Fue una experiencia hermosa. Fue la primera vez que estuve en televisión y me voló la cabeza. La producción, descubrir cuánta gente por detrás hay trabajando… Porque uno cuando consume televisión no es consciente de la cantidad de trabajo que hay ahí atrás. Yo no tenía idea sobre la industria televisiva ni había tenido la posibilidad de trabajar en eso hasta ese momento. Hice un capítulo, fueron todos amorosos y súper buena onda. Siempre digo que es una experiencia que me ayudó a crecer como persona y como artista, en ambos sentidos. Y en cuanto al futuro, estoy abierta a las posibilidades, pero me gustaría seguir por el mundo de la televisión y el cine. Creo que lo más importante es decir que sí, aprender, explorar y conocerte a vos misma. Pero la sensación que me genera el teatro no me lo genera ninguna otra cosa.
− ¿Hubo algo que te haya llamado la atención sobre la forma de enseñar teatro musical allá, con respecto a Argentina?
Acá todos los profesores trabajaron en cine, televisión o teatro, en Broadway... Y aunque vos no estés en Broadway, los profesores te exigen como si lo estuvieses. En el aula teníamos un reloj con horas, minutos y segundos. Si eran las 8:00 y 50 segundos, no entrabas a la clase. Te cerraban la puerta en la cara. Eso me enseñó a estar siempre diez minutos antes, por respeto a ese profesor que está ahí, puntual.
− ¿Qué le dirías a tu vos del pasado que recién terminaba el colegio y no sabía qué hacer?
Uf... Le diría que no baje los brazos y que haga oídos sordos a muchas cosas del entorno. Y que uno tiene que hacer las cosas que le hagan bien y que le llenen. Creo que es importante estar bien uno, estar contento con lo que hace, para poder regalarle algo al otro. Y también ser honesto con uno mismo, ser genuino, e ir por ese lado. 'No' vas a tener millones, y no es porque no seas buena, sino porque no sos lo que están buscando. Y está bien, es parte del juego de la industria. Con esfuerzo, perseverancia y dedicación, las cosas llegan y las puertas se van abriendo. La clave está en decir: "Voy a poder, no sé cómo, pero lo voy a intentar".