Hace casi cuatro años que irrumpió la pandemia de Covid y se llevó la vida de más de siete millones de personas. Si bien hoy el Sars Cov-2 apenas despierta preocupación, existen personas que conviven con los efectos provocados a largo plazo. En los últimos días se publicó un artículo científico que plantea la posibilidad de que un tratamiento antimicótico pueda proporcionar cierto alivio a personas con enfermedad grave y así, mitigar los efectos y evitar los síntomas a largo plazo. El estudio, publicado en la revista Nature y al que la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ tuvo acceso, relaciona al exceso de hongos intestinales con la inflamación que se provoca en casos graves de Covid-19.
De acuerdo a la última evidencia, los hongos presentes en el intestino podrían ser responsables de desencadenar la enfermedad grave.
Los intestinos y el Sars-cov-2
La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo sin causar ninguna enfermedad. Hace un tiempo se la conocía como “flora bacteriana”, pero hoy se considera inapropiado ya que no hay solo bacterias. De hecho, está compuesta por organismos muy diversos, desde bacterias y virus hasta hongos. Además, las comunidades son diferentes de acuerdo al lugar del cuerpo donde se encuentren: la composición de microbios de la boca no es la misma que la de los intestinos.
Los científicos que estudiaron los casos de enfermedad grave plantean que las respuestas se pueden encontrar en la “micobiota”, es decir el conjunto de hongos que se encuentran en el organismo. Si esta micobiota es muy abundante, los autores del artículo piensan que podría estar implicada en el inicio de respuestas inmunes indeseables. Entre otras cosas, esto llevaría a una inflamación excesiva.
Los neutrófilos y la inflamación
El inmunólogo Iliyan Iliev de la Universidad de Cornell en Nueva York investigó a fondo el vínculo entre la micobiota y la covid. El grupo de investigación examinó la sangre de 91 personas hospitalizadas con la enfermedad en 2020. Casi tres cuartas partes de estas personas habían afrontado cuadros graves, mientras que el resto tenía enfermedad moderada o leve. Las personas del primer grupo produjeron aproximadamente cuatro veces más anticuerpos contra tres especies de hongos que se encuentran comúnmente en el intestino, incluida la levadura Candida albicans. La abundancia de este microorganismo se relacionó con la gravedad de la enfermedad, ya que se ha demostrado que su presencia activa el sistema inmunológico. El sistema inmune presenta un gran numero de células llamadas neutrófilos, y estos son los responsables de desencadenar la inflamación.
Los investigadores decidieron ir más allá e infectaron ratones con C. albicans extraída de personas con covid grave para luego infectarlos con Sars CoV-2. Según observaron, más neutrófilos invadían los pulmones de los animales y activaban una respuesta inflamatoria más fuerte en comparación con aquellos ratones que solo estaban infectados con el virus. Si les daban a estos ratones un fármaco antimicótico, reducían la cantidad y la actividad de los neutrófilos.
Los científicos postulan que los cambios en la micobiota durante una infección por Sars Cov-2 podrían contribuir a la inflamación asociada con la covid prolongada. La esperanza a futuro es que si estudios futuros revelan más sobre los mecanismos involucrados, los tratamientos antimicóticos existentes podrían reutilizarse para ayudar a las personas con covid.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas