El decreto del Gobierno para prohibir nombramientos de familiares de funcionarios en el Estado repercutió fuertemente en la familia Triaca. Sus hermanas Lorena y Mariana su cuñado Ernesto Martí Reta y su esposa, María Cecilia Loccisano fueron los fusibles de una medida que se originó por el escándalo que involucró al ministro de Trabajo con una ex empleada de la familia.
De todos, Loccisano era la que mayor poder tenía por las funciones que acumulaba en su cargo de subsecretaria de Coordinación Administrativa del Ministerio de Salud. En las últimas semanas su nombre se volvió más notorio por ser la responsable de los problemas con el stock de medicamentos para pacientes con VIH durante febrero. La cartera de Adolfo Rubinstein informó que tomaron las medidas correspondientes para garantizar la cobertura, aunque no se hubiese llegado a esa situación si Loccisano no retenía una licitación pública en su despacho durante seis meses.
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Abogada especializada en derecho internacional público, comenzó a trabajar en la salud pública hace 15 años. Desde la gestión de Ginés González García para acá fue creciendo dentro de la estructura como empleada administrativa, asesora, jefa de despacho y coordinadora en distintas áreas hasta ser subsecretaria.
Cuando asumió Cambiemos, el ex ministro de Salud Jorge Lemus designó a Loccisano para dirigir la Unidad de Financiamiento Internacional de Salud (UFIS). Una de sus principales medidas, quizás la más controvertida, fue discontinuar el programa Remediar, el cual realizaba una compra anual de medicamentos para todo el país con financiamiento y con las normas de compra del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que son más flexibles y permiten mayor rapidez en las adquisiciones. Luego, el gobierno de Mauricio Macri dio por terminado el Remediar, cuyo botiquín pasó de 74 a 39 medicamentos con Cambiemos y lo reemplazó por la Cobertura Universal de Salud (CUS), un plan presentado en líneas generales y sin demasiadas precisiones sobre cómo se implementará.
El poder de Loccisano fue cada vez mayor y Lemus la ascendió como subsecretaria de Coordinación Administrativa, en noviembre de 2016. Las compras de medicamentos pasaron a depender de la Unidad de Compras, dependiente de esta Subsecretaría. A partir de entonces, surgieron las críticas por las demoras en la provisión de medicamentos con la eficacia, rapidez y en las cantidades y tipos que en años anteriores.
En una nota del diario La Nación, en febrero de 2017, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la Sociedad Argentina de Hematología y una carta interna del Ministerio de Salud advirtieron sobre las demoras en la provisión de drogas para tratamientos oncológicos y de tuberculosis, como así también faltantes de fármacos que conforman el plan de la CUS.
Así y todo, Loccisano se convirtió en una funcionaria “superpoderosa”. Su función, que no tiene la visibilidad de otros cargos, es de mucha importancia para la vida interna en el Ministerio porque bajo su órbita está la administración, recursos humanos, asuntos jurídicos, compras y presupuesto.
A mitad del 2017, Loccisano consiguió un nuevo cargo. En el marco de la aplicación de la CUS, el Ejecutivo propuso destinar $8.000 millones a la Superintendencia de Servicios de Salud para que constituya un Fideicomiso de Administración y encomendó al Ministerio de Salud la creación de una Unidad Ejecutora (UE) para que administre ese dinero. La elegida como Coordinadora General para la UE, mediante Resolución N° 840-E/2017, fue María Cecilia Loccisano.
Un dato alarmante de su gestión en la Subsecretaría es que de 128 procesos de compra, 102 fueron de forma directa. El resto, por licitación pública (16) y privada (10). A priori, denota que la planificación en su gestión fue la urgencia. Vale aclarar que la compra directa no es ilegal, pero sí es objetable que es un proceso de compra menos transparente que el de una licitación pública. En la compra directa los plazos son más acotados y no hay una real apertura a la competencia entre los laboratorios productores de medicamentos.
En relación a esto, hace dos semanas, Salud le comunicó a las provincias que no iba a poder entregar determinados drogas para pacientes con VIH por demoras vinculadas a la habilitación presupuestaria. Luego, ante el revuelo que generó la noticia, emitieron órdenes de compra con las que aseguran estará resuelto el faltante. Lo curioso fue que esa misma semana, el 22 de enero, publicaron una licitación pública que estaba retenida en la Subsecretaría de Loccisano hacía seis meses y en la que figuraba la compra de esos antirretrovirales. En más de dos años de gestión es la primera licitación pública para comprar estos medicamentos iniciada por Cambiemos.
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La salida de Loccisano del Ministerio de Salud no implica una desvinculación total. Allí quedaron dos personas de su íntima confianza, los abogados Augusto Lauria y Claudio Conti. Este último es que en las últimas horas suena como su reemplazo. Autodefinido como “peronista de sangre, de Perón” trabaja en el Ministerio de Salud desde el 2008. Un importante funcionario de la última gestión, quien lo conoce bien, le dijo a El Destape que “Conti ahora es un macrista a morir y trabajaba muy pegado a Loccisano”.