Hasbulla Magomedov llegó a la Argentina el viernes 4 de noviembre de cara al Gran Rex del lunes 7 y dividió al mundo de las redes sociales en dos: un sector que lo sigue en sus cuentas y le bancan todas las locuras, y otro que realmente no comprende el fanatismo por el joven de 20 años nacido en Daguestán, Rusia, que sufre de un tipo de enanismo.
Se trata de un fenómeno global de internet, pero no hay consenso sobre por qué: puede ser su risa, su simpatía, inocencia o vaya uno a saber qué. La realidad es que los videos que comparte en TikTok, Instagram y Twitter lo muestran tal cual es, riéndose, comiendo y hasta peleando con otras personas. A pesar de lo cotidiano de estos contenidos, tienen millones de reproducciones y likes.
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Un ejemplo del furor internacional que provoca Magomedov fue su encuentro con el ex basquetbolista estadounidense Shaquille O’Neal, con quien compartió un evento en Australia en agosto de 2022. Durante esos días en los que coincidieron, Shaq publicó en Instagram cómo Hasbulla simplemente lo sorprende con un golpe no muy fuerte en su cara: el video tuvo más de 58 millones de visualizaciones y 3 millones de likes.
Sin dudas, el responsable de la locura por Hasbulla en Argentina fue el streamer y humorista Luquita Rodríguez, quien en sus transmisiones en directo mostró a sus miles de seguidores las simpáticas maldades del ruso de 20 años que tiene acondroplasia, un tipo de enanismo. En junio de este año, hicieron un stream en el canal de Luquita, pero la virtualidad hizo que el diálogo entre los dos, con el traductor mediante, no fluyera del todo. Sin embargo, dejó momentos lo suficientemente divertidos como para que los seguidores de los dos personajes quedaran satisfechos.
Pero el plato fuerte fue el Gran Rex casi colmado, en el que durante una hora y media les sacaron carcajadas a los que fueron a presenciar el show. ¿Haciendo qué? No está del todo claro: jugaron, respondieron preguntas, comieron y charlaron. “Fue lo más bizarro que vi en mi vida”, dijo un seguidor mientras salía del teatro con una sonrisa de oreja a oreja, todavía incrédulo.
La fascinación por Hasbulla es propia de las redes sociales y es complicado explicarla a los que no hablan el lenguaje de Twitter, más precisamente el de Luquita Rodríguez. Si en un principio no pudiste empatizar con sus clips, es complicado que puedas hacerlo con el paso del tiempo.