Una de las creencias que más se repiten con la llegada de las elevadas temperaturas es que las personas no pueden ingresar al agua de manera inmediata después de haber almorzado. El boca a boca expone que se trata de un gran error y que provocará problemas dentro del organismo. Aunque los profesionales señalan algo distinto.
Por lo general, se le recomienda a las personas que salgan de la pileta, coman el alimento que desean, esperen unos minutos o incluso hasta una hora para realizar la digestión y luego volver a ingresar al agua para combatir las elevadas temperaturas que se registran en el verano. Algunos comentarios exponen que de no hacerlo se pueden registrar entumecimiento o dolores estomacales.
"No te va a pasar absolutamente nada. Aunque te hayas hinchado como un pavo, metete de forma progresiva, lenta y gradual haciendo ese cambio de temperatura. No te va a pasar nada en el momento que quieras", expresa una persona. Sus dichos coinciden con una serie de estudios que ratifican que haya evidencia alguna sobre problemas al ingresar al agua tras la ingesta de alimentos.
Además se rompe con una teoría de que gran parte de la sangre del cuerpo se enfoca a generar el proceso de digestión y esto puede llegar a producir calambres en zonas como los brazos y las piernas, que son fundamentales para nadar. Sin embargo, el profesor Peter Milburn de la Universidad de Griffith señala que estos dolores son producto de otras cosas. "Es más probable que los calambres durante el ejercicio se deban a una combinación de factores, como la deshidratación, el desequilibrio electrolítico y la fatiga neurológica", comenta
Una advertencia más que importante es que las personas deben dejar pasar un tiempo antes de meterse al agua cuando estuvieron afrontando sesiones de entrenamiento con una gran demanda de energía. Lo mejor es descansar y recuperar fuerzas. Algo que también se aplica para aquellos que permanecieron un periodo prolongado expuestos de manera directa a los rayos del solo.
Cuántos litros de agua hay que tomar por día, según expertos
Lo primero a mencionar es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no especifica la cantidad de agua que debe beber una persona por día, pero recomienda que lo haga con mayor frecuencia porque es necesaria para reponer la pérdida que se genera después de transpirar, orinas y las heces. Además, se aconseja que la práctica se mantenga lo más que se pueda ante climas con temperaturas elevadas para evitar la deshidratación.
Algunos estudios sugieren que los hombres deben consumir un promedio de 3,2 litros de agua por día, mientras que en las mujeres la cantidad es distinta porque se reduce a 2,7. No obstante, cada cuerpo de las personas es distinto y esto provoca que varíe de gran manera el líquido que necesitan adquirir durante una jornada. De hecho, se recomienda asistir al médico para que este haga un diagnóstico más personalizado.