Las papas son uno de los alimentos más ingeridos, pero piden una mayor atención a la hora de comprarlas. Un aspecto en particular transforma al tubérculo en tóxico y alarma sobre su consumo.
Es normal ver en los platos de la mayoría de las familias la presencia de papas en todos sus tipos. Papas fritas, papas al horno, bombas de papa, ñoquis de papa, puré y tortilla, son algunas de las comidas con las que se puede hacer con el tubérculo. y así sacarle el máximo provecho.
Sin embargo, puede ser un alimento muy tóxico si se dejan pasar por alto algunas cuestiones y si no se consume adecuadamente. Una sustancia química aparece en la papa y advierten sobre esta realidad.
El estudio revelado indicó que el alcaloide llamado solanina es dañino para el cuerpo humano y se puede observar cuando vemos a la papa de color verde. Esto suele confundir, ya que se piensa que está madura y se puede comer igual, pero no es así.
Esta sustancia la encontramos a lo largo de toda la planta. Es un mecanismo de defensa que tiene para evitar que los insectos y demás depredadores y parásitos acaben con ella. Por este motivo, es importante limpiarlas bien y lograr eliminar toda la piel, sobre todo esta capa verde. A la hora de cocerlas hay que hacerlo sin piel para evitar que la solanina pueda afectar.
Como es un alimento muy común y esencial en la cocina como fuente importante de hidratos de carbono, se pide más cautela a la hora de consumirlas. A pesar de que la venta y comercialización de las papas tienden a tener controlados los niveles de solanina, muchas otras veces no, por lo que se solicita eliminar perfectamente la piel y consumirlas lo antes posible, dado que las concentraciones de este alcaloide aumentan cuanto más viejo es el ejemplar.
Cuáles son los síntomas de una intoxicación
Las intoxicaciones por solanina afectan a nuestro organismo mediante desajustes gastrointestinales y neurológicos. Es decir, los síntomas de una intoxicación por solanina se traducen en malestar estomacal y digestivo, vómitos, diarreas, náuseas, dolor de cabeza, vértigos, escozor de garganta y reacciones alérgicas diversas.
Aunque depende mucho el grado de toxicidad y la cantidad de papa que consuma una persona, en casos extremos se ha llegado a casos de pérdida de consciencia, alucinaciones, hipotermia y bajada de tensión. La intoxicación la pueden sufrir tanto humanos como animales.
Su amargor es señal de advertencia al consumidor de que la papa no se encuentra en un estado apto para el consumo. Se sugiere evitar comprarlas viejas, verdes o con muchos brotes.