Un hecho ocurrido en la localidad correntina de Ituzaingó tomó relevancia en las últimas horas. El sorpresivo momento fue grabado e involucra a una mujer bajo los efectos de estupefacientes que salió a correr sin ropa y se metió al río Paraná.
La persona en cuestión es oriunda de Posadas, capital de Misiones, y el insólito momento reveló cuando se dejó llevar y salió a correr sin ropa alguna por la vía pública. Había consumido hongos alucinógenos, más precisamente cucumelos, un tipo de hongo psicoactivo.
Al notar la presencia de la Policía de Corrientes, la mujer cambió su trayecto y se dirigió al sector de playa para ingresar al río Paraná. Frente a esta situación, los efectivos actuaron con la ayuda de pescadores que transitaban en el lugar y la rescataron para luego ser trasladada al hospital por precaución.
Quedó internada por tiempo indefinido para recuperarse y lo hizo favorablemente. Según consignó LT 7 Noticias, del procedimiento policial participaron policías mujeres que la acompañaron en todo momento.
Las drogas psicodélicas podrían ayudar a enfrentar la depresión
Era el 16 de abril de 1943 y el químico Albert Hoffman se encontraba trabajando en su laboratorio de la compañía Sandoz, en Basilea, Suiza, cuando empezaron a perturbarlo unas sensaciones extrañas. En su diario de esos días, lo cuenta así: “El viernes pasado tuve que interrumpir a media tarde mi trabajo en el laboratorio y marcharme a casa, pues me asaltó una extraña intranquilidad acompañada de una ligera sensación de mareo. En casa me acosté y caí en un estado de embriaguez no desagradable, que se caracterizó por una fantasía sumamente animada. En un estado de semipenumbra y con los ojos cerrados (la luz del día me resultaba desagradablemente chillona) me penetraban sin cesar unas imágenes fantásticas de una plasticidad extraordinaria y con un juego de colores intenso, caleidoscópico. Unas dos horas después, ese estado desapareció”. (LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo, Gedisa, 1980).
Casi por casualidad, mientras investigaba las propiedades curativas de cierto hongo del centeno, Hoffman había descubierto el ácido lisérgico o LSD, que se convertiría en la droga piscodélica más difundida de los años sesenta, y tendría un profundo impacto cultural y social. A esta le siguieron otras, también con efectos alucinógenos, que se convirtieron en símbolos de la cultura hippie. Pero tras varias décadas de prohibición (entre otras cosas, por el peligro que entraña su consumo sin supervisión médica), compuestos como el LSD, el éxtasis y la psilocibina están volviendo a atraer el interés de los especialistas por sus potenciales beneficios para una variedad de trastornos mentales, aunque lo cierto es que los investigadores todavía no entienden muy bien cómo actúan.
Los autores creen haber desentrañado cómo ejerce sus efectos terapéuticos la psilocibina: postulan que la droga permite que las diferentes regiones del cerebro "dialoguen" más libremente entre sí. No se observaron cambios similares en la conectividad cerebral de aquellos tratados con el antidepresivo convencional. Sin embargo, los científicos reconocen las limitaciones del trabajo, realizado en una muestra pequeña y durante un tiempo breve. El trabajo viene acompañado por una aclaración: “Estos resultados son muy prometedores, pero nadie debería salir y tratar de obtener psicodélicos sin hablar con un médico o un terapeuta”.