Como Batman: este estudiante fabrica su propio gancho de agarre

James McConnell fabricó una réplica de un gancho de agarre inspirado en el mismo artilugio de los videojuegos y las películas.

10 de abril, 2021 | 10.17

James McConnell, estudiante de ingeniería, de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), fabricó una réplica de un gancho de agarre inspirado en el mismo artilugio de los videojuegos y las películas. Una herramienta conocida sobre todo en el popular superhéroe Batman, a quien lo ayuda para trepar edificios o llegar a superficies elevadas.

Valiéndose de sus conocimientos y experiencia, James construyó un ligero chasis de aluminio para alojar el motor de un monopatín eléctrico y un pequeño cañón de compresión encargado de expulsar el gancho, además del propio sedal.

El resultado final es un brazalete que se coloca en el brazo, cuyo mecanismo se acciona con el pulgar, y es capaz de engancharse a una superficie y tirar de la persona en la dirección deseada.

El ingenioso artilugio se sometió a una serie de pruebas supervisadas en un parque de trampolines y escalada, en octubre de 2020, que resultaron ser un éxito, demostrando que el concepto era realmente útil.

James McConnell realizó varias pruebas con su invento

Estudiantes de la UBA ganaron una competencia internacional de Derecho

Tres estudiantes de la carrera de Derecho de la Universidad de Buenos Aires ganaron por primera vez un certamen internacional de derecho humanitario. Maia Czarny, María Candelaria Vito Farrapeira y Santiago Rodríguez Chiantore hicieron historia y se llevaron el primer puesto, compitiendo contra estudiantes de posgrado de universidades de Estados Unidos y otras casas de altos estudios de Sudamérica.

"Es la primera vez en la historia que una universidad no estadounidense gana la competencia", afirmó uno de los ganadores a Télam y destacó su buena experiencia al estudiar derecho en la UBA y el orgullo que le significa haber representado a su facultad en este torneo.

Fue la séptima edición de la competencia "Clara Barton" que organiza la Cruz Roja Internacional y que en sus seis ediciones anteriores fue ganada por universidades estadounidenses. Los concursantes argentinos se enfrentaron a un desafío de extrema dificultad, aplicando sus conocimientos en otro idioma y frente a una competencia de alto nivel. 

Ellos se prepararon durante siete meses, con profesores tutores para este certamen y que cuando se inscribieron "era una cuestión de amor propio más que nada, el escenario era totalmente adverso". La UBA participó una vez de esta misma competencia, pero no pasó la primera ronda.

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