Punta Villarino, un tesoro escondido en Puerto San Antonio Este, a 60 km de Las Grutas, emerge como un destino paradisíaco en la Patagonia argentina. Sus aguas cristalinas y cálidas, junto con su costa de finas arenas, evocan la sensación de estar en una playa del Caribe, pero con el encanto único de la región patagónica.
Un rincón soñado en Puerto San Antonio Este
Ubicada en dirección al Mirador Sur, Punta Villarino se revela como una joya oculta frente a la costa opuesta a Punta Perdices, que ha ganado popularidad en los últimos años. Aunque ambos lugares son impresionantes, Punta Villarino destaca por su singularidad. Además de sus aguas cristalinas y su arena suave, esta playa alberga el único apostadero de lobos marinos en la zona, agregando un atractivo extra a su belleza natural.
Naturaleza en su máxima expresión
El paisaje en Punta Villarino se complementa con la exuberante flora de la Patagonia y los atardeceres de colores vibrantes que pintan el horizonte. La sombra de los barcos de pesca artesanal agrega un toque pintoresco a la escena, creando un ambiente único que invita a la contemplación y el disfrute de la naturaleza en su estado más puro.
Para llegar a Punta Villarino, la mejor opción es caminar. Aunque al principio la caminata pueda parecer que no lleva a ninguna parte, después de una curva en el camino, la costa se transforma. El paisaje se vuelve más agreste y casi desértico, revelando la verdadera belleza de este lugar. A medida que uno avanza, la arena brilla bajo el sol, bañando las costas del mar de aguas turquesas y creando una vista impresionante que quita el aliento.
Los atractivos naturales de Punta Villarino
Punta Villarino se presenta como una playa patagónica en su máxima expresión. Aquí no hay paradores ni sombras, lo que permite a los visitantes sumergirse completamente en la naturaleza virgen. Sin embargo, es importante tener en cuenta el fuerte sol patagónico y tomar medidas para proteger la piel durante la visita.
En primer lugar, se pueden avistar y percibir los lobos marinos, cuyos cuerpos están envueltos en una capa de grasa que los hace brillar bajo el sol y emiten un aroma penetrante que deja una impresión duradera en las fosas nasales. Estos majestuosos animales se congregan en forma de V a lo largo de la costa, liderados por los individuos más viejos, seguidos por los más jóvenes que se adentran en el mar. En la actualidad, estos ejemplares están protegidos por guardabosques ambientales para garantizar su tranquilidad y evitar el acercamiento excesivo de personas.
Posteriormente, se revela otro aspecto fascinante: las conchillas que solían cubrir la zona se vuelven menos prominentes a medida que avanzás, dando paso a tramos de fina arena que son una rareza en esta costa. Este detalle es especialmente apreciado por aquellos que disfrutan de la suavidad bajo sus pies. Finalmente, después de aplicar protector solar, es momento de detenerse y sumergirse completamente en la experiencia, entregándose por completo al disfrute de este maravilloso lugar.