Lalo es un jubilado de 72 años que dialogó con el medio La Gaceta sobre su pasión por el folklore y por qué elige pararse todas las tardes fuera de la Casita de Tucumán para tocar su bombo y homenajear a sus ídolos. El hombre contó la fuerte historia de vida que lo llevó a tener ese hábito.
"Amo el folklore... Zamba, chacarera, lo que sea. Bailo, zapateo, canto y toco el bombo. Y así me gané el cariño de la gente, que es lo más importante. Si no vengo a la mañana, vengo a la tarde porque no quiero quedarme solo en casa. Vivo solo y no me gusta, acá soy feliz", contó Lalo en diálogo con el mencionado medio.
El nombre real del tucumano es Eduardo Albornoz; el gaucho nació y vive en la localidad de Villa Alem. "Mi familia siempre fue pobre. A mi mamá y a mis hermanos no les gustaba mucho la idea de que me dedique al folklore, ellos decían ‘te vas a morir de hambre’, ‘no vas a llegar a nada’, ‘dedicate al trabajo’. Pero a mí me gustaba tanto que siempre me esforcé para hacer lo que me gusta”, comentó el argentino sobre su historia de vida. Y siguió: "Lo peor fue la falta de plata. ¿Sabés lo que sufría cuando iba a los certámenes a bailar? Me moría de hambre para pagar la inscripción, me costó mucho y la remé demasiado. Recuerdo que usaba unas botas superviejas y rotas, pero que siempre estaban lustradas, siempre brillando".
Lalo contó por qué lo hace feliz tocar fuera de La Casa Histórica
"Me paro aquí porque me cansé de que se aprovechen de mí. En las peñas y espectáculos la gente me aplaudía a mí, pero la plata se la quedaban los organizadores de las peñas y los eventos. Yo soy pobre, fui pobre y lo sigo siendo. Tengo mi jubilación porque trabajaba en la construcción, pero sigo siendo pobre. Toda mi vida laburé y después del trabajo me iba a bailar", comentó Lalo. Y sumó: "Elegí la Casa Histórica porque es un lugar por el que pasa mucha gente y habla de nuestra tradición. Hay un problema con eso, están queriendo desaparecer nuestras raíces. Yo vengo acá y canto con mi traje de gaucho porque es la verdadera esencia del folklore y de la historia de nuestro país. Voy a seguir luchando porque siga vivo el sentido de ser argentino y de ser gaucho. Este traje no me lo voy a sacar nunca".
La emoción de Soledad tras su show en Cosquín
"A aquella nena de 15 años que volvió consagrada a Arequito le diría 'el loco de tu viejo no estaba tan loco'. Porque yo en ese momento no tenía idea de lo que era esforzarse, de lo que era una carrera artística. Yo me di cuenta de que este era el camino correcto y decidí seguir con mi carrera artística como diez años después de ese momento. Al principio fue una idea de mi viejo, es un tipo muy especial y algún día deseo que alguien pueda contar toda la historia con todos los detalles porque realmente ha sido de esos papás que todo el mundo quiere tener, al igual que mi mamá. Perdón la emoción", soltó Pastorutti entre lágrimas.