El rock está de luto. Murió Ulises Eyherabide, el cantante del grupo Rescate. La noticia se conoció en las primeras horas de este sábado 30 de julio a través de las redes sociales de Dante Gebel, pastor y conductor de El Nueve, que era muy amigo suyo.
“Fuiste y serás el último Rock Star de un ambiente que no tolera demasiado a los que sobresalen entre las ovejas clonadas, un pionero que se atrevió a cruzar el puente entre la religión organizada y el público real, el que llevó el mensaje más allá de las barrocas paredes evangélicas”, escribió el conductor de La divina noche.
“Hasta luego, Ulises. Van a pasar muchos años para que logre olvidarme de alguna de tus canciones. Sé que ya no sufres, pero…¡Pucha que me duele!”, añadió, devastado. La hija del músico también lo despidió con una foto familiar, en la que comentó: “Te amamos pá, hasta siempre”.
Quién era Ulises Eyherabide
Ulises Eyherabide era oriundo de San Nicolás de los Arroyos y tenía 55 años. En su perfil de Instagram se definía como cantante, compositor y productor musical, aunque también era arquitecto y diseñador gráfico. En 1987 creó Rescate, histórica banda de rock cristiano, junto al estadounidense Jonathan Thompson y en 2020 anunciaron su separación.
“Llegó el momento de despedirnos. Como dice la Biblia: ‘Tiempo y ocasión acontecen a todos’. Estamos convencidos de que este es nuestro tiempo del final. Más de 30 años recorridos nos hermanan a tres generaciones que han sido atravesadas por nuestras canciones y nos unen en un mismo Espíritu”, dijeron en aquel entonces.
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La carta de despedida de Dante Gebel a Ulises Eyherabide, el líder de Rescate
“¡Se me estruja el corazón! Adiós mi viejo amigo Ulises. Yo se donde voy. Y si me dan a elegir, yo no me quedo, me voy. Sentir que estás dormido cuando hay que despertar. Tus manos el abrigo, luz en tanta oscuridad. Como un extranjero yo me vine a sentir. Saber lo que quiero. No me quedo, me voy. Mi viejo camarada, recién te me fuiste y ya te estoy extrañando mucho. Tengo un nudo en el estómago, que estoy consciente que tardará mucho en irse. Lo único que me produce una profunda paz, es que hace apenas unos días, tu último viaje fue a Los Angeles, solo para vernos y pasar unos días juntos. Guitarreamos, nos abrazamos mucho, comimos unos regios asados al carbón, recordamos viejas giras, tomamos unos Malbec extraordinarios, nos reímos, cantamos, hicimos algunos planes, y las madrugadas nos sorprendieron con un rico vino reserva y alguna que otra picadita.
Ahora se que Dios te trajo hasta esta parte del mundo, para sanarte el alma, para quitarte las toneladas de culpa que te arrojaron los religiosos de siempre, para sacarte el lastre de los que te ‘profetizaron’ maldición, solo porque no estaban dispuestos a prodigar la misma gracia y misericordia que ellos mismos necesitan a diario. Y también, estoy consciente que Dios te sanó del dolor de saber que muchos que alguna vez te invitaron a sus eventos y se valieron de tu nombre para convocar gente, ya no te atendían el teléfono para ‘no quedar pegados’ (que seguramente son los que ahora se llenarán la boca publicando en sus redes, que fuiste un gran amigo). Así es, mi amigo; viniste hasta aquí, para luego poder irte liviano al hogar".
"Se que ya no sufres. Hasta luego, Ulises”, finalizó el pastor Dante Gebel.