Una cafetería indonesia se ha subido al carro de "El juego del calamar", con la esperanza de alimentar su recuperación de la pandemia recreando en su espacio algunos de los juegos de la serie de televisión surcoreana.
En una sala oscura con luces de neón, los clientes son recibidos por personal vestido como los ominosos guardias encapuchados y enmascarados del thriller, que sostienen pistolas de juguete y los conducen hacia el final de la sala, donde comienza el juego "luz roja, luz verde".
Los clientes apresuran el rumbo y luego se quedan paralizados al oír las órdenes en coreano, totalmente inmersos en el juego, aunque los ganadores se van a casa sin ningún premio.
"No todos los cafés imitan y hacen exactamente lo mismo que en el programa real. Creo que es único y emocionante para que todo el mundo pueda sentir lo tenso que es la serie 'El juego del calamar'", dijo a Reuters Jennifer Susanto, una estudiante de 16 años, tras no terminar el juego.
Cada día, más de 200 clientes acuden al Café Strawberry, atraídos por los juegos de la serie de Netflix, que también incluyen recortar una forma de un caramelo dalgona.
El tráfico ha ayudado a triplicar las ganancias del café en la semana desde que lanzó los juegos.
"Antes de esto, cuando existía la PPKM (Aplicación de Restricciones de Actividades Comunitarias de Indonesia), nuestros ingresos caían en picada. Sin embargo, después de que se suavizaran las normas de la PPKM, nuestras ventas empezaron a recuperarse y a aumentar ligeramente", explica Putra Priyadi, de 39 años, propietaria del café. "Pero después de iniciar el evento de 'El juego del calamar', nuestras ventas aumentaron significativamente de inmediato".
El drama distópico "El juego del calamar", en el que los concursantes con poco dinero compiten en juegos infantiles con consecuencias mortales en un intento por ganar 45.600 millones de wones (38 millones de dólares), fue la semana pasada el mejor debut de una serie original de Netflix, con 111 millones de reproducciones en 27 días.
La serie es especialmente popular en Indonesia, donde los dramas y las películas coreanas ya tienen muchos seguidores.
(Escrito por Kay Johnson; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)