Susana Giménez, una docente que lucha contra dos cánceres desde 2016, generó una fuerte conmoción en Los 8 Escalones del Millón (El Trece) con su historia de vida. Tras haberse consagrado como la ganadora del millón de pesos, tuvo un gran gesto de humanidad: le cedió su lugar a otra participante, una joven llamada Luna, para que juegue en la próxima ronda.
Susana también se emocionó mucho al escuchar la historia de Luna, una chica que vive con su mamá y su abuela tras el fallecimiento de su papá. Es por esto que sintió que la joven también se merecía la posibilidad de seguir jugando para llevarse un premio aún mayor. En su discurso, la docente explicó cómo en su caso el cáncer le enseñó que la felicidad está en compartir con el otro.
“Cuando me preguntaron el motivo de lo que haría con el premio… Sí, ayudaría a mis hijos, obviamente. Pero yo estoy lidiando contra dos cánceres desde 2016. Entonces, soy una resiliente”, comenzó Giménez. Y admitió que al principio no quería saber nada con participar en el programa. “Cuando mis hijos me anotaron, al principio me enojé porque dije: la exposición, esto no… Desde casa somos todos valientes jugando, porque lo lees, lo ves, estás tranquilo. Estar acá es otra cosa. Así y todo, la pasé re bien”, prosiguió.
“Entonces, este millón, cuando lo cobre iría destinado a viajes que no pudimos hacer con mi familia, mi marido y mis dos hijos. Regalarnos ese momento juntos, porque los cuatro padecimos lo que pasé y paso”, relató Susana, y procedió a agradecerles a todos los panelistas del programa y a Guido Kaczka. “Gracias a cada uno de ustedes, los admiro. Vos, Guido, sos un groso. Como ejemplo, como laburante. Así que gracias por esta oportunidad, y gracias a cada uno de mis compañeros, también”, cerró.
La razón por la que Susana le cedió su lugar a Luna en Los 8 Escalones del Millón
Cuando Kaczka le preguntó si pensaba volver al día siguiente para seguir participando por un premio superior al millón de pesos, Susana respondió con contundencia: “No, Guido. Hasta acá. Porque una de las cosas que me enseñó esta situación por la que pasé es que hay que compartir, y esto es como cadena de favores. Vos das y tenés que dar, no te podés quedar con todo. No sirve disfrutarlo uno solo, sirve cuando se comparte, y esa es la alegría”.
“Cuando compartís te sentís tan bien, y a veces es una lástima que la vida te tenga que poner en determinadas situaciones para que valores eso. Uno no la ve en la vida cotidiana”, reflexionó Susana. Y se despidió: “Me gustaría cederle con mucho gusto mi lugar a la hermosa Luna. Es súper inteligente, se merece el viaje. Perdió a su papá, vive con su abuela y su mamá. De corazón, es el mejor regalo que le puedo hacer hoy a alguien”.