Alejandra Oliveras, más conocida como "La Locomotora", reveló el calvario que vivió en su vida personal cuando tuvo que enfrentar uno de los momentos más difíciles de toda su vida. Esta situación le ocurrió cuando estaba en pleno auge de su carrera y todo parecía marchar bien. De un momento a otro, la deportista se dio cuenta de que su marido la había engañado de la manera más dolorosa posible.
En mayo de 2006, "Locomotora" se consagró campeona mundial peso supergallo de la WBC en México, tras haber vencido a Jackie Nave por knockout. La deportista pensaba que su matrimonio era perfecto y que tenía a su lado al amor de su vida, pero no fue así: su marido de aquel entonces la engañó con nada más ni nada menos que su hermana.
“Me gorrearon, pero... ¿A quién no? Creo en el amor. El amor es confianza, respeto”, recordó la boxeadora, en diálogo con TN. Y confesó que, "para no llorar, entrenaba y el esfuerzo tiene recompensa”. Apenas unos días después de tal traición, llegó al punto más alto de toda su carrera. Y al hablar sobre sus vínculos amorosos al día de hoy, dijo que solo estaría dispuesta a tener una relación monógama. "Yo no creo en el poliamor. No quiero que me digan ‘poné la pava que me voy a tener sexo con otra’”, declaró.
Los detalles sobre la infidelidad que "Locomotora" Oliveras sufrió por parte de su marido
En 2021, Oliveras había contado en Todo Pasa (Radio Urbana) los detalles sobre el engaño que sufrió. "Diez días antes de irme a México a pelear por el título del mundo, encontré a mi marido en la cama con mi propia hermana", relató la deportista. "Me fui a México con el corazón destrozado, creo que me vengué con Jackie Nave por lo que me había pasado. Me quería morir, fue una puñalada por la espalda. Para no llorar, entrenaba, porque sentía que no podía suspender el sueño de mi vida", sumó.
En este sentido, confesó que tardó un año entero en recuperarse y estabilizarse. "En ese momento, él era el amor de mi vida. Que te traicionen de esa manera duele hasta los huesos", se lamentó. En el momento pudo perdonarlo, pero más tarde, decidió que lo mejor era separarse. En paralelo, estaba a punto de consagrarse en el boxeo, mientras hacía un enorme sacrificio económico. “Yo sabía que iba a ganar porque nadie entrenaba como yo: hacía 10 horas por día, de lunes a lunes. Dormía en un colchón en el suelo y trabajaba en cinco gimnasios para darle de comer a mis hijos”, cerró.