Después de 24 años, uno de los actores que fue parte del elenco de Cebollitas (Telefe) rompió el silencio y reveló detalles realmente estremecedores de lo que ocurría durante las grabaciones de aquella serie de televisión abierta argentina infantil sobre un grupo de chicos que jugaban al fútbol. Fue emitida desde el miércoles 1° de enero de 1997 hasta el viernes 2 de octubre de 1998 de lunes a viernes entre las 17 y las 18, con un total de 458 capítulos.
Juan Yacuzzi, quien interpretó el personaje de "Coqui", disparó munición gruesa contra un programa que logró un éxito impresionante en aquella época en la pantalla chica nacional y que llegó a tener alrededor de 20 puntos de rating. En la entrevista con el periodista Juan Etchegoyen por Mitre Live (Radio Mitre, AM 790), el artista que en la actualidad tiene 40 años fue muy crudo y sorprendió con relación a lo que ocurrió en el día a día cuando tuvo apenas entre 16 y 17 de edad.
Fuerte denuncia de maltrato de un ex Cebollitas contra Telefe
En pleno diálogo, el personaje de "Coqui", el actor Juan Yacuzzi, comenzó: “(Trabajar de chico) tiene sus pros y sus contras, pero es lo que elegí. A algunos chicos, las madres los pusieron en la tele y después eligieron otro camino. Somos muy pocos los que quedamos en el medio... Para hacerla corta, si hoy grabáramos de nuevo Cebollitas y tuviéramos celulares, grabaríamos algo entre grabación y grabación. Lo de las cagadas a pedos y los gritos de los directores, hoy no se podría hacer”.
Cuando el periodista Juan Etchegoyen le pidió que aportara más detalles al respecto, fue contundente: “Se escuchaban unos gritos, unas cagadas a pedos terribles innecesariamente. O cuando nos tentábamos, que éramos chicos, nos cagaban a pedos como si hubiéramos matado a alguien. Si hoy grabaras ese griterío con un celular, hay varios que no trabajarían más”.
Entre los que integraban el elenco estaba por ejemplo Dalma Maradona, que tenía sólo 9 años, a la que también hostigaban más allá del apellido: “Algunos se volvían muy locos, se ponían rojos de gritarnos, tiraban el papel en el piso... Algunos lloraban y todo. Si llegamos a grabar Cebollitas de nuevo, Diego está vivo y se entera de eso, se arma un quilombo terrible. A Dalma la cagaban a pedos también, la trataban como una más, y para nosotros era lo normal".
Sin embargo, Yacuzzi aclaró que en esa época era común y corriente que fuera así: “Pensábamos que era algo normal lo de que, si te equivocabas con la letra, te gritaran y te cagaran a pedos. Hoy por hoy, si yo me entero de que a mi hijo un director le grita de esa manera como nos gritaban a nosotros, es para matarlo, no tenía nada que ver. Yo veía a compañeros llorando, pasándola mal". Y hasta recordó que había amenazas de por medio, ya que "si te equivocabas, te pasaban la escena y te decían ‘ahora por tentarse queda para lo último’. Y por ahí tenías que esperar seis horas para grabar esa escena donde te habías equivocado”.
Además "Coqui" opinó que en la actualidad no podría ocurrir algo semejante gracias a los avances tecnológicos: “Tiene sus cosas lindas y feas, estas cosas hoy por hoy no pasarían. Yo creo que la gente se cuida más. Si pasa eso, cualquiera te puede grabar y se armaría un quilombo impresionante. Antes no existía el celular y por ahí se aprovechaban porque lo podían hacer, estaba muy mal. Éramos chiquitos, pero a todos nos hacían lo mismo... Si un padre hubiese visto cómo nos gritaban, se hubiese metido a frenar eso. Te lo puede decir cualquier Cebollita, no sé cómo serán otras grabaciones. Yo te digo lo que viví, y por ahí no se dijo por miedo a que no te llamaran más”.
Yacuzzi resaltó que al fin tuvo el valor de contarlo después de tanto tiempo y añadió que “si hay algo que te molestó de chico, no está de más decirlo. Trabajar con chicos es algo que no cualquiera puede hacer y se tendrían que manejar mejor”. Ya con respecto a lo que pasaba puntualmente en la interna, explicó que “lo que hacían se lo copiaron de Chiquititas" y amplió: "Agarraron un cuartito de 4 por 4 y nos encerraron hasta grabar, estábamos cómo diez horas encerrados todos juntos, no podíamos salir de ahí, era un caos. Los de Chiquititas lo llamaban ‘la pecera’ y nos encerraban ahí hasta grabar. Antes estábamos en el bar, en el camarín, hasta que dijeron ‘a partir de ahora, todos encerrados’ y nos cuidaban las madres”.
“Éramos quilomberos”, admitió, aunque de inmediato se corrigió: “Bueno, éramos chicos, imagínate 25 chicos encerrados en una habitación de 4 por 4 horas y horas, que está mal y hoy está prohibido. Dentro de todo nos divertíamos, los de Chiquititas también. Si a nosotros nos tenían así, no me quiero imaginar a ellos, pero de chico no lo veía mal". Y sentenció: "Ahora que soy papá, lo evitaría”.