La muerte del respetado Eduardo Bergara Leumann, actor, conductor de televisión y creador del espacio cultural La Botica del Ángel, en 2008 abrió una sangrienta grieta entre su viudo y su familia. Daniel Angelone, otrora pareja de Eduardo por más 30 años, rompió el silencio, contó su dramática verdad y tuvo un brote de furia en vivo que incomodó a Karina Mazzocco y su equipo.
Invitado a A la tarde (América TV) para hablar de la batalla judicial que está librando contra los sobrinos de Bergara Leumann por la herencia del fallecido, Daniel Angelone -el viudo del actor- no ocultó su enojo ante el nulo accionar de la Justicia, en un fallo a su favor. "En el 2008 Eduardo Bergara Leumann falleció y llegaron todos los problemas para Daniel Angelone, su pareja durante más de 30 años. El día del fallecimiento de Eduardo, la familia cambió la cerradura de la casa y no se le permitió más el ingreso a Daniel. Celia y Jorge, los sobrinos de Bergara Leumann, se apropiaron de todo lo que tenía que ver con su tío. Según Daniel, nunca se hicieron cargo de nada que tenga que ver con La Botica del Ángel", señaló Débora D'amato, contextualizando el duro momento que atraviesa Angelone.
"Que me importa La Botica del Ángel sin Eduardo. Jamás pelee por la herencia porque la idea de que La Botica del Ángel, cuando a él (Eduardo) le pasara algo, se convirtiera en un museo es mía. Es mi idea. Ahora, algunos que están ahí adentro y se hacen los guías, eran los que limpiaban. Nos discriminaron en vida por homosexuales y ahora son los dueños de todo nuestro trabajo", arremetió el viudo -que en otro momento de la entrevista aseguró que tiene contacto con el fantasma de Bergara Leumann- indignado con los sobrinos interesados. "Me importa tres carajos la guita, me importa que la gente no pase por lo que yo pasé. La Justicia no existe", agregó, levantando el tono de voz.
Tensión en América TV ante el brote de furia de Daniel Angelone
No conforme con dar su opinión, Angelone revoleó por el estudio un pilón de documentos que habría presentado a la Justicia y fueron ignorados. "Estos son todos los papeles que presenté a los jueces. No sirven para nada", gritó, levantándose de su asiento y dirigiéndose al lugar de Karina Mazzocco, a quien corrió a un costado para improvisar un descargo marcado por la rabia y el dolor.
"Salud, la muchachada, que llegó el compadrito justiciero. Y los invito señores jueces a bailarnos un tanguito: ustedes con su organito y yo con mis bandoneones.", vociferó, mientras Mazzocco y sus panelistas lo miraban con preocupación. Por último, el hombre dictaminó, en forma de alarido: "Por una Argentina justicia igualitaria para todos. Te amo Eduardo, te amo".