José Luis Gozalo fue manager de Rodrigo Bueno y también conoció de cerca a "La Tota" Santillán. Es por esta razón que el protagonista decidió contar su verdad y acusar al presentador televisivo de "chanta" por extorsionar a "El Potro" cordobés en más de una oportunidad.
“Rodrigo tenía un carisma y un ángel que no tenía nadie. Su carrera despegó con el lanzamiento de Lo mejor del amor. Muchas veces lloro porque lo extraño y lo necesito. Pero está siempre al lado mío, está en mi corazón”, dijo Gozalo, quien luego atacó a quienes se "aprovecharon" del cantante y allí apuntó contra "La Tota".
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Sin rodeos, Gozalo mencionó a Santillán en Radio 10 y sentenció: "Son más los que se aprovecharon. La ‘Tota’ Santillán es uno de ellos, es un gordo chanta. Cada vez que Rodrigo iba a cantar al baile adonde estaba él, el padre llevaba un par de zapatos nuevos. Era la cometa para que el gordo lo presentara mejor. Son muchas las cosas que pasaron, pero él tiene derecho a salir en televisión a decir estupideces”.
Rodrigo, las drogas y quién fue su gran amor
Al hablar del consumo de Rodrigo, José Luis Gozalo recalcó que él intentó alejarlo de las adicciones pero no pudo: "Hice siempre todo lo posible por sacarle las malas compañías, pero cuando me daba vuelta, aparecían. A manguearlo iban todos. Rodrigo era un muy buen tipo pero no tenía control de nada. Rodrigo consumía drogas. Yo nunca lo había dicho, lo mandó al frente su exmujer”.
En cuanto a quién fue el gran amor de Rodrigo, el protagonista aseguró: “Se enamoró de varias. De la que se casó, con la que tuvo su hijo. De Sarita, tuvo muchas chicas. No corresponde que yo diga quien fue su amor”.
Video: así está el santuario del Potro Rodrigo a 22 años de su muerte
El Potro Rodrigo murió el 24 de junio de 2000. Sin embargo, su recuerdo sigue latente en la memoria de todos sus fanáticos, en los parlantes de millones de argentinos y en el santuario que se encuentra a un costado de la autopista en donde sufrió el fatal accidente. A 22 años de lo ocurrido, El Destape visitó el predio en donde se le rinde tributo al cuartetero y en cada rincón del mismo puede sentirse su presencia.
Cuidado por una señora y su marido, los cuales prefirieron llamarse a silencio para preservar (de algún modo) sus identidades, el santuario de Rodrigo Bueno es encontrarse con parte de la historia que él mismo escribió. Hay fotos, obsequios y latas de cerveza por doquier. Inclusive hay una copa con la bebida servida, esa a la que El Potro supo enaltecer en muchísimas oportunidades. Al menos, públicamente.