En una entrevista brindada al canal C5N, el mítico cantante de cumbia Antonio Ríos recordó su dura historia de vida y cómo llegó desde Chaco a Villa Fiorito, lugar en donde creció hasta convertirse en uno de los íconos de la movida tropical. A su vez, el intérprete recordó un difícil momento en el que sufrió la pérdida de una de sus hermanas.
“Nací en el Chaco, en un pueblito que se llama La Escondida, a 60 kilómetros de Resistencia. A los siete años me trajeron a (Villa) Fiorito. Vine con mi mamá, mi papá y mis hermanos. Nos instalamos en Fiorito en una casita que mi papá compró”, comenzó diciendo Antonio Ríos, quien también cantó varios de los éxitos que lo llevaron a la fama en la República Argentina.
Por otra parte, y recordando a su padre, Ríos reveló cómo fueron los años en los que este señor les pidió a él y a su hermano que lo ayuden para llevar ingresos económicos a su hogar: “Mi papá hacía changas. Nos hizo dos cajoncitos a mí y a mi hermano y salimos a lustrar zapatos. Nos decía ‘bueno muchachos, me tienen que ayudar porque no va a alcanzar con lo que yo gano’. Y bueno, salimos a trabajar todos”.
“Yo tenía tres hermanas. Una falleció a los treinta años por una mala praxis. Quedamos cinco hermanos. Los cinco apoyándonos siempre”, agregó El Maestro, quien tuvo una infancia realmente difícil más allá de que luego lograría sobreponerse gracias a sus dotes artísticos: “Nosotros no nos dábamos cuenta. Éramos chiquitos, pero íbamos a trabajar”.
El sueño frustrado de Antonio Ríos
Antonio Ríos es uno de los cantantes de cumbia más reconocidos del país. El autor del clásico Nunca me faltes también tuvo una historia con el fútbol, aunque trunca. Una historia que hoy se arrepiente de no haber intentado continuar. "¡Qué bolu...!", repitió al recordar que no continuó en el deporte porque le parecía "un quilombo" lo que le pedían en aquel momento.
La posibilidad, cierta, de Ríos de llegar a primera fue cuando tenía solo 18 años. El cantante rememora que había acompañado a su hermano mayor a probarse en Racing. Él no pensaba participar de la prueba, pero la insistencia de sus amigos y la curiosidad del DT lo pusieron en la cancha aunque ni siquiera había llevado sus botines. Terminó haciendo tres goles.