Desde hace algunos años la carrera de Marco Antonio Caponi dio un giro 180°: dejó de ser un galán de telenovelas para encarar proyectos de mayor introspección dramática y experimental. Del éxito arrollador de Romance del Baco y la Vaca, unipersonal de Gonzalo Demaría que le valió el reconocimiento del público y la crítica, Caponi se incorporó al elenco de Reverso, la nueva comedia de Matías Feldman que propone un viaje electrizante a los lenguajes de la realidad virtual y sus consecuencias en quienes no resisten la adicción de estar inmerso en un mundo alternativo y estimulante. “Si bien la obra parece que está dislocada por todos lados, es totalmente precisa y soñada”, indicó el actor en un mano a mano con El Destape, donde opinó sobre aspectos que se relacionan con la puesta y repasó glorias y luchas de su trayectoria profesional.
- ¿Te da curiosidad el mundo de la Inteligencia Artificial?
Si, muchísima. Creo que estamos en plena mutación de un mundo analógico a uno tecnológico. Es algo que me genera mucha curiosidad, de hecho estoy investigando al respecto y suelo ingresar al metaverso y crear avatares para explorar desde ese lugar todo lo que las redes tienen para ofrecer. A la vez creo que ver seriamente la tecnología para lograr comprender hacia dónde se pueden direccionar los nuevos lenguajes. Aún en este esquema el teatro no va a quedar obsoleto, se va a resignificar: es un ritual único en medio de una cultura que va hacia la sintetización de todo. En un futuro habrá diálogos entre lenguajes de teatro vívidos y tecno vívidos y esas fusiones no hay que perderlas de vista, porque es un poco lo que el ojo va a querer empezar a ver. Es "el más allá".
Por otro lado, me encantan las redes sociales: tengo mi canal de Youtube, alter egos y ficciones ocultas -como personajes virtuales- en las redes para pensar desde ese lugar el concepto de desaparecer como actor. ¿Cómo hago para lograrlo? La forma más sencilla es a través de la tecnología.
- Vos tenés hijos chicos, me imagino que las discusiones por el uso de la tecnología están a la orden del día.
Es un gran tema. Mis hijos tienen 6 y 11 años y hoy la tecnología es un océano de contenido hecho por cualquiera donde circulan cosas terroríficas. En Youtube mis hijos consumen terror absoluto, no hay filtros de nada y pueden pasar de ver un dibujito a que se les aparezca un ser siniestro que los asusta. ¿Vamos a dejar que la tecnología solo se use de manera inconsciente? Un poco me preocupa hacia dónde vamos. Justo el otro día escuché a un especialista que temía por los humanos, ya que no se sabe cómo será el cerebro dentro de 20 años por la cantidad de información y estimulación a la que está expuesto.
- Para muchos habitar el mundo virtual es un escape a los problemas de la realidad, como le sucede a la protagonista de Reverso.
¡Estamos metidos en una película de ciencia ficción! Y es un poco lo que sucede con el personaje de Carla (Peterson) que está dentro del metaverso y no sé si es por decisión o porque está atrapada. El tema es que está ahí y no puede salir… y es lo que nos pasa a todos. Es una persona traumada y sus amigos intentan hacerla volver en sí, debatiendo incluso ellos mismos si ese universo paralelo es mejor que la realidad.
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Su lucha para dejar de ser un "galán" y por qué siente a Alfredo Alcón en su camarín todas las noches
- Empezaste como galán de telenovelas, un “sex symbol”, ¿te gustó pasar por ahí?
Bueno, ahí tenés un gran ejemplo de la “desaparición” de la que hablaba antes. Yo no soy eso, nunca lo fui, no era eso lo que quería hacer. Me quisieron transformar en un producto. Ser “un galán” requiere una cantidad de energía de pose que no existe en mi camino. Cuando entré a trabajar de actor alguien me dijo “vos tenés que hacer esto” y estuve tres años así hasta que un día dije basta… hoy miro hacia atrás y no me gusta esa etapa, me parece horrible y cosificante. Decir que no implicó bajarme de una ola de éxito -y seguramente hoy estaría muy bien parado económicamente, con mis dientes más blancos, todo bronceado y flaco, un galán atrapado- y encontrar en el teatro un lugar de exploración. La televisión es mi oficio, el teatro es la búsqueda de mi voz.
Además, tener éxito no es lo mismo que hacer bien las cosas. Ponerle un freno a los que quisieron explotar mi carrera como “galán” no me cerró puertas, pero sí hizo que el camino sea más largo. Hoy estoy muy orgulloso de todo lo que conseguí, lograr cumplir mis objetivos profesionales es muy emotivo.
- ¿Cómo te sentó la popularidad de la televisión?
Me mareó. Empecé paranoico y con miedo, después me peleé con ella. Si querés vivir de actuar la gente tiene que pagar para verte y cuando entendés eso no renegás más de la popularidad. Hoy ya no quedan tantos fans, desactivé varios grupos (risas), y todo ha mutado hacia las comunidades, que son buenísimas y también se originan en las redes sociales.
- Uno de tus trabajos más curiosos fue en Filosofía de vida, una de los últimas obras de Alfredo Alcón antes de morir y una de sus pocas incursiones en la comedia, ¿qué recuerdos te quedan de esa experiencia?
Esa obra fue como tocar el cielo con las manos. Estaba recién empezando en la industria, fue mi primera experiencia en el teatro comercial y con tres grandes como Alcón, Claudia Lapacó y Rodolfo Bebán. Después de esa obra Alfredo hizo Final de partida y murió al poco tiempo, fue muy fuerte. Era increíble, el tipo más genial y gracioso que existió, tenía un humor muy cínico y lo quise como un amigo durante esos dos años que compartimos. Tengo un gran recuerdo de Alfredo que se conecta con la tecnología.
- ¿Sí?
Un video de él frente a una computadora reaccionando a una imagen suya deformada (risas). En mi camarín hay un cuadrito que perteneció a él y siempre tenía colgado en sus camarines, cada vez que actuaba. Me lo dejaron cuando murió. Tengo un pedacito de Alfredo a mi lado y lo llevo a todos lados desde hace 10 años. Lo siento muy presente, ese cuadro es un tótem.
La crisis en la TV y un futuro nublado para la ficción
- Con el cierre abrupto de Polka la televisión de las ficciones entró en crisis, ¿las plataformas son el futuro?
¡Pensé que había cerrado (Polka) cuando tuvimos conflicto… bueno, tenía razón yo! (hace un guiño al conflicto que tuvo en la ficción El Tigre Verón, pero elige no dar más declaraciones al respecto porque lo siente un "asunto terminado”) Estamos ante un cambio de paradigmas y las plataformas son un monopolio que llegó para quedarse, Netflix y Amazon nos abren un montón de laburo que encima es internacional. De alguna manera nos trae cosas muy buenas, pero también hay que crear desde acá una industria competitiva. Argentina tiene un cine, unas series y un teatro únicos, somos increíbles, y la verdad es que la televisión que se venía produciendo ya había quedado vieja. Por más que se hacía ficción, los formatos eran siempre iguales y solo pocas telenovelas salían de la máquina de hacer chorizos. Aún así soy optimista y creo que vamos a llegar a buen puerto.
- Reverso, de Matías Feldman, puede verse en el Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660, CABA) con funciones de viernes a domingos.