Flor Peña: el éxito de Mamma Mía!, una primicia sobre su musical del 2025, por qué se fue de Divas Play y "la película" de Cristina Kirchner

En diálogo con El Destape, la actriz Florencia Peña habla de su atracción por los musicales, adelanta Pretty Woman y hace un repaso por episodios significativos de su vida, revelaciones, oscuridades y transgresiones.

24 de julio, 2024 | 16.51

El musical argentino está en uno de sus mejores momentos con al menos seis propuestas en la cartelera porteña, para todos los públicos y bolsillos. El Teatro Coliseo es la casa de Mamma Mía!, mega producción de Ricky Pashkus con Florencia Peña como protagonista y líder de elenco, la sorpresa de la temporada 2024. La historia sigue a Donna, una mujer que regentea un hotel en las islas griegas y a su hija en la búsqueda de la joven para conocer la identidad de su padre. Las canciones de ABBA convirtieron a Mamma Mía! en una experiencia imperdible para los espectadores que deseen viajar musicalmente en el tiempo y así encontrarse con una Florencia Peña que rebosa energía y talento en el escenario.

En diálogo con El Destape, la actriz habla de su atracción por los musicales, adelanta Pretty Woman (su apuesta musical para el 2025, también en dupla con Pashkus) y hace un repaso por episodios significativos de su vida, revelaciones, tropiezos, transgresiones, oscuridades y deseos en su larga trayectoria por los medios.

¿Qué sentís al encarnar al personaje que le significó a Meryl Streep uno de sus éxitos en el cine musical?

- ¡Es muy fuerte cuando lo decís así! (risas). Yo soy la reina de traer a la Argentina cosas que fueron éxito en el mundo. Cuando hice La Niñera, antes de empezar a filmarla las críticas decían que era imposible que la hiciéramos bien porque Fran Drescher es una genia y además no teníamos los mismos códigos de comedia, y el resultado fue una hermosa experiencia no solamente exitosa en cuanto al rating sino en cuanto a mí como comediante. Con Casados con hijos pasó algo similar y le dimos vida a una serie que fue éxito en Estados Unidos a lo largo de 10 temporadas, con Sweet Charity seguí los pasos de Shirley McLaine que se había ganado el Oscar, en Cabaret hice lo mismo con Liza Minelli… tengo como un expertise en tratar de encontrarle a todos los personajes que han hecho otras actrices mi propia versión y siempre salí airosa de eso, no me comparan.

En Mamma Mía! mi versión es totalmente actoral y defendiendo esta historia bastante feminista y matriarcal, es una mina que decide sobre su vida, su maternidad y se la banca sola. Y a priori lo que podría parecer una historia media pelotuda, donde muchos pueden pensar que es solo una excusa para poner las canciones de ABBA -que, dicho sea, es algo que existe porque he visto versiones que son una excusa-, se convierte en un espectáculo teatral que empatiza con los espectadores y los conmueve.

Sucede que Donna, tu personaje, es una mujer de personalidad fuerte, madre soltera, moderna, despojada… son características que generan mucha simpatía.

- Es un personaje muy complejo. El hecho de que, en su momento, decide ser madre soltera y las situaciones que eso conlleva en su vida son aspectos muy interesantes de ella. Después aparece la hija que le reclama conocer sus orígenes, la identidad de su padre. Transpolado a lo que nos pasó en nuestra historia argentina, es una situación que se asemeja a la de muchos nietos todavía no recuperados que no entienden de dónde vienen. Cuando vos escuchás a alguien que de repente se encuentra con su verdadera identidad, ahí encontrás que siempre había algo raro en esa manera de ser, de estar y de vivir, los mismos nietos y nietas reconocen esa sensación como de algo que no estaba funcionando. No saber quiénes son tus papás no está muy bueno.

¿Cuáles fueron tus orígenes?

- Tengo una mamá y un papá que han estado más de 50 años juntos, mi padre ya no está, falleció. Siempre me bancaron mucho, aunque no tanto en mis orígenes… eso les costó un poco porque era una niña muy libre que tenía muy en claro desde los 7 años que quería ser artista y ellos venían de crianzas diferentes con muchísimas estructuras. Sí les agradezco mucho que me hayan acompañado en esa decisión.

Mi vieja, entre muchas cosas que ha sido, había bailado 20 años en el Teatro Argentino de La Plata antes de que se incendiara. Era bailarina clásica, así que siento que un poco de su formación, estudio, perseverancia y determinación los heredé de ella. La posibilidad de hacer musicales tiene que ver con esa preparación que tuve niña, porque estudié muchas cosas: baile, canto, actuación y hasta zapateo americano para cuando estuve en la obra de Cole Porter Anything Goes, que hicimos con Pinti (Enrique) y Dieguito Ramos. Había un número de zapateo de 10 minutos y me acuerdo que todos estaban sorprendidos con que zapateaba (risas).

¿A qué momentos de tu historia te llevan las canciones de ABBA?

- A lugares muy hermosos. Hay algo de ABBA que me retrotrae a momentos de mi adolescencia y de mis amigas. Las canciones de ABBA unen, son nuestra historia y también supieron derribar los prejuicios que ha tenido la música a lo largo del tiempo. No se puede restar la importancia que ha tenido ABBA en la música pop del mundo. Pensá que pocos genios han sido comprendidos en su época, desde Mozart a Beethoven fueron totalmente criticados en su momento, hasta los mismos Beatles. Había una cosa de que “tenías que ser de ghetto” para ser bueno y lo popular no entraba en ese selecto grupo.

Todavía no terminó el año y ya estás materializando tu próximo musical para el 2025, Mujer bonita. ¿Qué me podés adelantar del proyecto?

- El musical Mujer bonita es una realidad, los derechos ya los tenemos. Me fascinan las historias que cruzan vidas de personas de mundos totalmente diferentes: hay una mujer que viene de un lugar muy humilde, con escasas posibilidades, y que el amor de un hombre la rescata. Pretty Woman es una película muy simple pero a la vez muy hermosa, por algo está entre las 100 películas que tenés que ver en tu vida. Además, me encantan los personajes que son losers y el musical tiene canciones muy lindas.

Pienso que la obra puede reabrir la discusión sobre el trabajo sexual en sujetos que, quizás, no se animan a dar el debate.

- Tal cual, es un debate que nos debemos el del trabajo sexual. Aún estamos en la nebulosa del "es una elección, no es una elección, es lo que hiciste porque no quedó otra"...

Me llegó el dato de que Benjamín Vicuña haría el personaje que en la película fue de Richard Gere…

- ¡Veremos si es él! (risas). Por ahora estamos dedicados a la traducción del libro, la adaptación. Es muy importante que los materiales que vienen de otros lugares, sobre todo las comedias musicales que tienen otros lenguajes, sean cercanos para la gente argentina que los va a ver al teatro. 

Por lo pronto, el 9 de agosto Benjamín y vos serán conductores del reality La isla de las tentaciones, que va a ir por Prime Video…

- Hicimos la vuelta de un formato que había sido muy exitoso, hace muchísimos años que se llama Tentation Island, que es un formato de parejas que se anotan: las mujeres para un lugar y los hombres para el otro. Y ambos bandos reciben tentaciones… está en ellos tomarlas o no.

¿Tentaciones sexuales?

- Sí. El gran núcleo del reality es el tema de la infidelidad, la pareja abierta o pareja cerrada, si la pareja abierta sirve o no sirve, qué nos pasa con la monogamia. Y genera adicción, te juro. Antes de hacerlo me puse a ver la versión de España -que va por su sexta temporada, se ve en televisión abierta y hay debates como con Gran Hermano por el éxito que tiene- y yo, que no me enganchó con los realities porque no me gustan y no son algo con los que esté de acuerdo, quedé fascinada con esa mezcla de querer pasarla bien con sufrir.

Es bastante masoquista.

- ¡Es re masoquista! Pero el amor es masoquista. Siempre digo que si estás enamorado, ya estás en problemas. No hay manera de que el formato amoroso en la vida cotidiana de la gente no sea un quilombo: sos monógamo, estás en problemas, tenés pareja abierta, estás en problemas. Es muy difícil construir relaciones de pares donde el crecimiento va de la mano con el crecimiento del otro, porque ya de por sí la convivencia con uno mismo tiene lo suyo.

¿Y en tu caso cómo te fue con los procesos de construcción vinculares?

- Yo tuve varios procesos de construcciones vinculares, no soy la misma desde los 18 años hasta acá. Pasé por celos enfermizos, pasé por mucha terapia, pasé por relaciones monógamas, pasé por relaciones abiertas y cada contrato fue distinto porque yo también fui modificando mi manera de ser y de pensar. No creo que uno no cambie sus necesidades a lo largo de su historia personal. Si más o menos hacés las cosas bien, vas encontrando quién sos a medida de la experiencia y de tus dolores, sobre todo cuando fracasás. Ahora cumplo 50 años en noviembre sintiendo que soy la mejor versión de mí misma, lo que no quiere decir que no haya una mejor versión en unos años, pero hasta acá trabajé muy duro conmigo.

En el tema de la pareja podría decirte que hoy no necesitamos más que estar juntos. Cuando lo conocí a Rama (hace referencia a Ramiro Ponce de León, su actual pareja) nosotros vivíamos separados, él estaba en Salta y yo vivía acá, y así estuvimos cinco años. En esa distancia enorme encontramos una posibilidad de estar juntos, ese fue nuestro primer contrato. Después tuvimos un hijo y elegimos unirnos, y casi sin plantearlo nuestras necesidades empezaron a pasar por otros lugares. Hoy la familia que construimos es nuestro núcleo y nuestro corazón. 

Juan, uno de tus hijos, también tiene inclinaciones artísticas. ¿No te da miedo que quiera estar en un medio tan agresivo y competitivo?

- Juan es un ser muy especial y yo lo fui entendiendo, no solamente porque tiene talento o porque es carismático y tiene una cabeza que no es la de un pibe de 15 años. Él es el hijo que más me interpela con respecto a su libertad, me obliga a estar a la altura y me propone ser una mamá con una cabeza muy abierta. No me da miedo que quiera estar en el medio porque tengo mucha confianza en cómo lo criamos y en cuál es su estructura. Son generaciones que no tienen ningún prurito en decir que se enamoran de personas y que van más allá de términos como heterosexualidad o homosexualidad. A veces veo sus looks y lo admiro, porque estamos en un momento muy voyeurista de las redes, muy feo para los adolescentes, porque todo el mundo puede opinar y decir qué está bien y qué está mal, y donde si no tenés una personalidad firme y fuerte, te puede afectar un montón.

Tengo tres varones totalmente diferentes. Felipe, que tiene 6 años, es un petardo súper divertido, y Toto es chef, la cocina para él es su manera de ser artista. Lo que más aprendí con ser mamá es que no existe la maternidad estándar. Yo no puedo criar a mis hijos de la misma manera, cada uno tiene necesidades distintas.

¿Ser mamá fue una decisión planeada?

- No con todos mis hijos. Yo no busqué a Toto, que fue el primero. Él llegó con un DIU y conmigo teniendo cuatro trabajos. Estaba por cumplir 28 años y no tenía ninguna intención de ser mamá en ese momento… y llega Toto y la verdad es que me planteé si quería tenerlo o no. Recién hacía dos meses que conocía a mi exmarido Mariano Otero, con el que tengo una gran relación, lo adoro, y con él músico y yo actriz era un panorama muy difícil. Aún así decidimos tenerlo y no me arrepiento jamás de esa decisión. Ahí empezó un camino distinto para mí, donde ya el centro no estaba en las cosas que me pasaban a mí sino en mis hijos.

Yo venía de vivir sola desde los 19 años, con cuatro trabajos, durmiendo las horas que se me cantaban por día y Toto me ubicó en la palmera de que las cosas ya no iban a ser más así. Al arranque me peleé con eso, me costó ser mamá y sobre eso creo que hay un costado de la maternidad de la que no se habla porque puede ser muy complicado y hasta deprimente porque aprendés que vas a tener que empezar a negociar y eso termina siendo maravilloso, porque eso es la vida. Siempre le digo a mis hijos que lo mejor que puedo darles es la capacidad de adaptación en los éxitos y en los fracasos.

¿Cómo trabajás los fracasos?

- Creo que fracasé más de lo que tuve éxito (risas). Nuestro medio tiene una manera de calificar el éxito con la que yo no acuerdo. Lo más importante que valoro es el hecho artístico, entonces los grandes fracasos que me han endilgado quienes tienen la certeza de cómo son las cosas, para mí fueron éxitos. Citando un ejemplo, me hablan un montón de La Puta Ama (late night show que condujo en América TV) que para mí fue una experiencia fantástica aunque la gente no lo entendió. Tampoco se entendió Casados con hijos el primer año, fue un fracaso.

Obviamente, no te voy a negar que si el esfuerzo es el mismo prefiero que me vaya bien a que sea un fracaso. Se trata de interpelar a la gente, siempre. Hice Sweet Charity y fue un éxito, y después Frankie and Johnny y no vino nadie a vernos… no interpeló. Ese matcheo de lo que yo estaba contando con lo que la gente tenía ganas de ver de mí no funcionó y eso no quiere decir que ese trabajo no haya sido hermoso. Yo amé esa obra totalmente dramática, por la que me nominaron a un montón de premios de actriz dramática y trabajé con Luis Luque. 

A la vez son temas que están muy ligados a las construcciones mediáticas en torno a las figuras públicas. Cuando estabas con La Puta Ama también vendías contenido erótico en Divas Play y los medios salieron a matarte con eso.

- Estoy tan acostumbrada a que se generen construcciones mediáticas conmigo y yo hago igual todo lo que se me canta. Ahora ya no estoy más en Divas Play y sé reconocer que hay cosas para las que el mundo no está preparado. El mundo no está preparado para que una actriz que gana premios tenga un perfil erótico en una plataforma de venta de fotos y videos, es una tristeza. Yo sí le abro las puertas a otras, eso sí me pasa sin darme cuenta… ahora hay un montón que están en Divas Play. En mi caso tuve que irme porque llegó un momento en que las críticas hacia mis nuevos laburos eran “ah, pero estás en un perfil erótico” y decidí que no quería ser actriz porno. La hipocresía es gigante y no soy boluda, sé que no voy a librar todas las batallas porque es demasiado cansador y tampoco me interesa.

¿Pero estar en Divas Play era algo que lo hacías porque te gustaba o porque te daba dinero?

- Lo hice porque me encanta ser sujeto de deseo, entonces se me ocurrió que podía monetizarlo. Yo era “La Pechocha” cuando tenía 16 años, tuve que sacarme tetas porque no aguantaba la mirada masculina… era la “Lolita” de la época. No tuve opción, tenía dos gomones y había un morbo con que fuera una menor con semejantes tetas. Estaba haciendo Son de 10 y hacía 40 puntos de rating por mis tetas… y la verdad es que yo quería ser actriz más que la chica del momento. Muchas mujeres están monetizando su cuerpo y me parece fantástico porque está lleno de pajeros. Entonces si vas a ser pajero, pagá. Obviamente que es un debate que no muchas mujeres se permiten dar. 

Hoy siento que es un capítulo que pude cerrarlo, pero valoro que la decisión fue mía así como también lo fue mostrar mi cuerpo. Cuando a mí se me filtró el video porno -que todavía estoy con esos juicios que no tienen una resolución- yo quise explicarle al mundo entero que no importa que quiera mostrar el culo, pero que lo hago cuando yo quiero, no que venga alguien a robarme el teléfono y decidan sobre mí. Todavía sigo sin saber cómo pasó lo del video, fue muy duro ese momento pero también fue un gran aprendizaje porque me permitió amigarme con mi costado erótico. Si más de 10 millones de personas eligieron ver mi video, algo tengo (risas),

¿Qué te acordás del momento de la filtración del video?

- En ese momento casi me muero, no quería salir a la calle, pero superado eso comprendí que todo se dio por algo. No hay ninguna casualidad en la vida.

Por qué defendió a Francella en su polémica con Milei y qué piensa sobre “hacer de Cristina” en una película

¿Te duele la grieta de los actores por temas políticos?

- Sí, pero estoy tratando amorosamente de respetar y de intentar echar un manto de paz a estos tiempos de tanta violencia naturalizada. Hemos naturalizado tantas cosas desde hace un par de meses hasta acá, cosas que antes hubieran sido rasgarse las vestiduras y ahora están naturalizadas, que lo que yo quiero es intentar llevar un mensaje de que no tenemos por qué pensar igual para poder trabajar juntos. El problema no es la grieta, sino cómo nos llevamos nosotros con esa grieta y desde qué lugar nos paramos allí. Si cada vez que yo hablara lo hiciese desde el lugar de “yo tengo la verdad y vos sos un pelotudo porque no pensás como yo” no hay manera de que te abras a otra línea de pensamiento y puedas empatizar conmigo o no.

¿No sentís que vos o que actores a los que también les ha ido muy bien en la profesión, como Guillermo Francella u otros, tienen una responsabilidad a la hora de alinearse con discursos políticos más abiertos?

- Sí, lo creo. Tengo el absoluto pensamiento de que cuando tenés un micrófono y llegás a mucha gente tenés la responsabilidad de tener mucho cuidado con lo que vas a decir y de intentar tender puentes, por eso intento no hacerlo. Por eso me duele un montón la gente pública que podría expresarse y no lo hace… siempre pienso “ay, que cagada”. Pero bueno… los deportistas, por ejemplo. Yo aplaudí mucho lo que hizo Mbappé (Kylian) en un momento tan importante de Francia, donde la derecha recalcitrante estaba por ocupar un lugar estelar y donde se podía ir toda la mierda. El tipo salió no una, sino dos veces a decir “ojo acá, tengamos cuidado”. Tenía mucho para perder y se la jugó.

Sobre el tema de Guillermo, quiero aclarar que cuando salí a defenderlo fue no porque esté de acuerdo con sus ideas, sino por su derecho a decirlas. Distinto es si él hubiera dicho “ustedes son unos pelotudos y yo tengo la verdad”, yo hubiese sido la primera en decirle “no es por ahí”. Él solo dijo lo que pensaba y yo no estoy de acuerdo con su ideología desde hace muchísimos años y ese fue motivo de grandes conversaciones entre nosotros, porque trabajamos juntos muchísimo tiempo pensando distinto. Y lo volvería a hacer porque lo quiero mucho. No es verdad que no te podés llevar bien con alguien por pensar diferente. Yo fui muy atacada y perseguida por mis pensamientos, me operaron durante años, ¿cómo voy a hacer lo mismo que me hicieron a mí sí cuando me lo hicieron a mí yo sufrí un montón?

¿De los líderes peronistas quiénes te están gustando ahora?

- A mí siempre me gustó mucho Santoro (Leandro), lo banco a muerte. También me encanta lo que está haciendo Juan Grabois, se puso en un lugar muy interesante en el juego político. Y luego a Kicillof, que lo amo como dirigente y como persona porque lo conozco en ese aspecto ya que es papá de un compañero de Juan del colegio, del mismo grado. A Kicillof lo conozco de las reuniones de papás, a él y a su esposa, son muy buenos padres.

Para cerrar, no sé si ves memes en las redes sociales pero mucha gente fantasea con la posibilidad de que hagas de Cristina Kirchner en una futura biopic. ¿Te ves parecida a ella?

- Voy a responderte con una contra pregunta: ¿quién podría hacer la biografía de Cristina en el cine?, ¿a quién llamarías?

A vos.

- (Risas) ¡Me encantaría hacerlo! Por como están dispuestas las cosas no creo que sea el momento, pero todo el mundo me dice que me parezco físicamente a Cristina Kirchner. Cuando lo conocí a Néstor, que tuve la oportunidad de charlar mucho con él, me dijo que me parecía mucho a “La flaca”, Néstor le decía así a Cristina.

Hubo un medio muy importante de Argentina que sin que me diera cuenta me disfrazó de Cristina, mi cabeza no llegó a tanto, me sentó en un sillón presidencial y el título fue “Florencia Peña homenajea…” y fue terrible la cama que me hicieron y me comí mucho hateo por eso. Pero después, viendo las fotos, la verdad es que me parecía un montón (risas).