La fibromialgia es una enfermedad crónica y compleja que afecta principalmente a los tejidos blandos del cuerpo, y que causa dolores generalizados y un agotamiento profundo, así como una variedad de otros síntomas acompañantes. Muchas veces, se describe como un dolor de pies a cabeza.
Se trata de una enfermedad frecuente, con un claro predominio en mujeres, y aunque no se conocen bien los mecanismos por los que se produce, es probable que una respuesta anormal a los factores que generan estrés desempeñe un papel muy importante en esta enfermedad.
Aunque aún no se sabe con certeza cuál es la causa exacta de la fibromialgia, existen casos que comienzan después de procesos puntuales, como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil, la separación matrimonial, o un problema con los hijos.
En otros casos, aparece después de que otra enfermedad conocida limite la calidad de vida del enfermo, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso. Estos agentes desencadenantes no parecen causar la enfermedad, sino que lo que probablemente hacen es despertarla en una persona que ya tiene una anomalía oculta en la regulación de su capacidad de respuesta a determinados estímulos.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas más habituales de la fibromialgia son el dolor generalizado, el cansancio, los trastornos del sueño, la depresión y la ansiedad. Además, la fibromialgia también puede ocasionar uno o varios de los siguientes síntomas típicos: trastornos del sueño, anquilosamiento, incremento de dolores de cabeza o de la cara, malestar abdominal, problemas genitourinarios, parestesia, sensibilidad a la temperatura, problemas de la piel, síntomas del tórax, desequilibrio, trastornos cognoscitivos, sensaciones en las piernas y sensibilidad ambiental.
El diagnóstico de la fibromialgia se realiza en aquellos pacientes con un cuadro de dolor osteomuscular generalizado, de varios meses de evolución, en los que se han excluido otras posibles causas del mismo. El dolor generalmente va asociado a otros síntomas como el cansancio, la dificultad para conciliar el sueño, el insomnio o el despertar no reparador.
No se conocen bien los mecanismos por los que se produce y por ello no se encuentran alteraciones en los análisis o en los estudios de imagen que permitan establecer el diagnóstico.
Tratamiento
El futuro del tratamiento de la fibromialgia es esperanzador, ya que las investigaciones sobre esta enfermedad están progresando con rapidez. Es cuestión de tiempo que estos adelantos se traduzcan en tratamientos más eficaces. En la actualidad, el tratamiento de la fibromialgia se basa en una combinación de medidas no farmacológicas y farmacológicas. Entre las medidas no farmacológicas se encuentran la terapia cognitivo-conductual, la fisioterapia, el ejercicio físico moderado y la relajación.
Entre las medidas farmacológicas se encuentran los analgésicos y los antidepresivos. En los casos refractarios al tratamiento farmacológico, las perfusiones de lidocaína (anestésico local) administradas de forma intravenosa pueden resultar eficaces.