Los ojos llorosos son un efecto muy usual que puede tanto no significar ninguna afección en sí como también ser producto de alguna enfermedad que es conveniente tratar antes de que pase a mayores. En ese sentido, es importante destacar que las lágrimas ayudan a mantener húmeda la superficie del ojo y eliminar partículas y cuerpos extraños que ahí se encuentren.
Los ojos producen lágrimas de forma permanente. Estás gotas salen de los ojos a través de un pequeño agujero que se encuentra en la esquina del ojo y es llamado conducto lagrimal. En ocasiones, este conducto puede estar obstruido, lo que impide que las lágrimas drenen normalmente, provocando de esta manera que los ojos estén llorosos e irritados. Cabe destacar que este problema casi siempre es corregible y su tratamiento depende de la edad del paciente y de la causa de la obstrucción.
Entre los motivos más usuales de los ojos llorosos se encuentran las sustancias alérgenas que están presentes en el ambiente. Según la Organización Mundial de Alergia, indicó que entre el 30% y el 40% de la población mundial sufre algún tipo de alergia.
Posibles causas de ojos llorosos
Pese a que puede resultar más o menos molesto para cada paciente, es importante que ante la aparición de ojos llorosos se consulte a un especialista, sobre todo cuando está asociado a enrojecimiento ocular, dolor o secreciones. También es fundamental hacerlo en caso de que, más allá de ser ocasional, se convierta en una situación permanente. Las causas más usuales de ojos llorosos son:
- Alergia al moho, la caspa, el polvo
- Blefaritis (inflamación a lo largo del borde del párpado)
- Obstrucción del conducto lagrimal
- Conjuntivitis
- Contaminación o productos químicos en el aire o el viento
- Luz brillante
- Eversión del párpado hacia adentro o hacia afuera
- Un cuerpo extraño en el ojo (como polvo o arena)
- Raspadura en el ojo
- Infección
- Pestañas que crecen hacia adentro
- Irritación
Cómo prevenir los ojos llorosos
Si bien en la mayoría de las ocasiones no se puede prevenir los ojos llorosos, en determinadas situaciones sí se pueden tomar algunas medidas, siempre y cuando estén relacionadas con determiadas causas. Por ejemplo, suele ser útil adoptar hábitos que ayuden a controlar la sequedad ocular (como descansar la vista o no frotarse los ojos), mantener una buena higiene, evitar la exposición a agentes alergénicos y proteger los ojos en prácticas deportivas o laborales que pudieran provocar traumatismos.