El rey Carlos de Inglaterra se perderá el lunes el primer gran acontecimiento protocolar desde que se le diagnosticó un cáncer, pero los expertos afirman que no hay indicios de que el monarca vaya a desaparecer de la escena pública y mucho menos de que se plantee renunciar a su cargo.
Carlos, de 75 años, se ha visto obligado a posponer todos sus compromisos públicos desde que el Palacio de Buckingham reveló hace poco más de un mes que iba a someterse a un tratamiento contra un tipo de cáncer no especificado.
La noticia conmocionó a la nación y llegó menos de 18 meses después de que se convirtiera en soberano a la muerte de su madre en septiembre de 2022, tras 70 años de reinado. Su ausencia se notará el lunes en los actos de celebración de la Commonwealth, un club de 56 países surgido del Imperio Británico.
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El Día de la Mancomunidad Británica, en el que los miembros de la realeza asisten a un servicio religioso en la abadía londinense de Westminster, donde fue coronado el año pasado, es una cita anual importante en el calendario real, ya que Carlos encabeza la organización de una actividad muy querida por su madre.
Aunque no estará presente en persona, con su esposa la reina Camila liderando el acto, Carlos transmitirá un mensaje por vídeo, otra demostración de que sigue cumpliendo con sus obligaciones oficiales de Estado.
Desde que se conoció su enfermedad, se le ha visto recibiendo al primer ministro Rishi Sunak en su reunión habitual, y en la última semana fue fotografiado saludando a dignatarios extranjeros y en una videollamada con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
"Estamos en una situación parecida a la de la reina al principio de la pandemia de COVID, en la que intentaba compaginar sus obligaciones como monarca con su distanciamiento de la opinión pública", declaró Robert Hardman, biógrafo de Carlos de Inglaterra.
"Y ése es realmente el modelo. Veremos mucho al rey. Tendremos noticias suyas, pero será por videoconferencia a distancia y no en persona", agregó.
Sin embargo, Carlos ha roto con el protocolo habitual de la realeza al dar a conocer su estado de salud, un indicio de su deseo de una monarquía más abierta y menos formal, según analistas.
Antes de la noticia del cáncer, también había revelado que iba a someterse a un "procedimiento correctivo" en el hospital para el agrandamiento de la próstata, una enfermedad benigna común entre los hombres mayores de 50 años.
"Creo que sí marca una desviación del tono en el estilo de su madre, la difunta reina", dijo Anna Whitelock, profesora de Historia de la Monarquía en la City University de Londres. "En cierto modo, tenía que decir algo. Pero, por supuesto, no tenía que revelar que en realidad se trataba de un diagnóstico de cáncer".
Aunque Carlos ha querido compartir los detalles de su tratamiento de próstata para animar a otros hombres que experimenten síntomas a someterse a una revisión médica, según sus ayudantes, hay una cuestión en la que los expertos están de acuerdo: seguirá el ejemplo de su madre y rechazará la idea de renunciar al trono en favor de su hijo, el príncipe Guillermo.
La abdicación no es infrecuente entre otras monarquías europeas -la reina Margarita II de Dinamarca cedió el trono a su hijo el rey Federico X en enero tras 52 años de reinado-, pero nadie espera que Carlos siga su ejemplo.
"Quiere gobernar hasta su muerte. Ha esperado este papel. Estoy segura de que ha tenido grandes ideas en mente, cosas que quiere hacer como rey", dijo Stephanie Petit, editora de la realeza de la revista estadounidense People. "Y que esto ocurra tan poco después de haber comenzado su reinado debe ser devastador para él".
Con información de Reuters