En los últimos años un grupo de la población, junto a sus representantes políticos claro, comenzó a arrogarse la "defensa de la república" como uno de los principales valores de su militancia. Pero hay otro grupo que se destaca por un reclamo por demás extraño: buscan instaurar una monarquía en Argentina. Así es, a más de 200 años de la firma de la declaración de Independencia de España, el Movimiento Monárquico Argentino lucha por instalar la figura de un Rey en el país y separar al Estado del gobierno.
Los problemas que las democracias representativas enfrentan en todo el mundo fomentan acalorados debates sobre cómo mejorarlas y modernizarlas. Entre las monarquías sucede algo similar, basta ver los recientes escándalos por la abdicación del Rey Juan Carlos en España y el alejamiento del Príncipe Harry de todo lo real en el Reino Unido. Las sangrientas guerras civiles para instaurar democracias signaron los últimos dos siglos en muchos países de todo el mundo.
En 1987, Luis José Carosini y su hijo Mario Santiago comenzaron un plan monárquico en el que según el propio Mario confluyen peronistas, radicales, izquierdistas, derechistas y fieles de diversas religiones. Mario Santiago es el actual presidente del Movimiento y calcula que en el país hay alrededor de un millón de monárquicos de entre 20 y 40 años. En una nota publicada por el diario La Nación, Carosini aseguró que la república representa una "involución institucional" e impulsa el avasallamiento de los derechos humanos.
Carosini entiende que la República lo único que hace es "institucionalizar el descontrol" y que es el Estado el que debe controlar al gobierno, algo imposible según sus parámetros ya que el Presidente es jefe de Estado y del gobierno al mismo tiempo. El presidente del Movimiento Monárquico también afirma que seguir con la forma de gobierno actual es ir hacia el totalitarismo, ya que la república tiende a la dictadura.
Sin lujos reales
Uno de los grandes problemas que enfrentan las casas reales en los países en los que la monarquía se mantiene es el elevado costo que implica el mantenimiento de toda la estructura real. Pero Corsini plantea una monarquía austera, sin lujos, con un financiamiento proveniente del presupuesto nacional: 10 millones de dólares anuales. Con esa cifra inclusive el país se ahorraría los 20 millones de dólares que los políticos se roban por año, según el dirigente del Movimiento Monárquico, que trabaja como auditor. “Y con lo que sobra se pueden bajar impuestos, para que la gente deje de sentirse asfixiada”, agregó Corsini.
El plan monárquico también contempla que la Casa Rosada sea la sede del gobierno mientras que la Quinta de Olivos sería la de la Corona. Los cambios constitucionales no implicarían modificaciones profundas: los derechos y garantías de la constitución quedarían intactos mientras que la segunda parte de la carta magna, la organizativa, debería dejar de ser republicana. La forma de elección también se mantendría mientras que la corona sería elegida por una asamblea constituyente, "conformada por políticos y por el pueblo".