La vida amorosa del rey Guillermo de los Países Bajos, antes de su matrimonio con Máxima Zorreguieta, estuvo marcada por diversos romances que no contaron con la aprobación de la realeza holandesa, especialmente de la reina Beatriz, madre del actual monarca. Esta resistencia materna dejó a varias jóvenes fuera del círculo real, aunque no sin dejar su huella en la historia del príncipe.
Los primeros amores del Príncipe Guillermo
El primer amor conocido del entonces príncipe Guillermo fue Paulette Schröder, hija del millonario Martin Schröder, propietario de la aerolínea de carga Martinair. La relación con Paulette comenzó en los años escolares en el Liceo, marcando el inicio de la vida amorosa del heredero. La conexión parecía prometedora debido a la afinidad del príncipe por la aviación y la estabilidad económica de la familia de Paulette. Sin embargo, la relación no prosperó debido a los compromisos académicos y militares del príncipe.
La influencia de la Reina Beatriz en las relaciones del Príncipe
Claudette Bockstart: un romance fugaz
En medio de su relación intermitente con Paulette, Guillermo conoció a Claudette Bockstart, a quien presentó como su pareja en un baile de guardiamarinas en Den Helder. Sin embargo, la relación fue breve, ya que la reina Beatriz desaprobó que la familia de Claudette hablara con la prensa. El príncipe puso fin a la relación por teléfono, dejando a Claudette fuera de la vida real antes de que su nombre llegara a ser conocido públicamente.
Laurentien Brinkhorst
Laurentien Brinkhorst, hija de una amiga de la reina Beatriz y de uno de sus ministros favoritos, Laurens Jan Brinkhorst, parecía una candidata ideal para el príncipe. Sin embargo, a pesar de las frecuentes visitas al círculo del príncipe, Laurentien terminó casándose con el hermano menor de Guillermo, el príncipe Constantino. La conexión entre Laurentien y Guillermo no prosperó más allá de la amistad, quizás debido a la preferencia de la reina por mantener las relaciones familiares intactas.
Las relaciones más formales y la presión mediática
En 1988, el príncipe Guillermo inició su primer noviazgo serio con Yolande Adriaansens, una estudiante de Comunicación. Yolande destacó en una fiesta por su atuendo, captando la atención del príncipe. Sin embargo, la relación no resistió la intensa presión mediática y las expectativas de la realeza. Tras tres años de noviazgo, Yolande decidió huir a Estados Unidos, incapaz de soportar el escrutinio constante y la tensión de ser considerada la futura reina.
Después de varios romances breves, Guillermo comenzó una relación con Emily Bremers, hija de un dentista. Su relación se hizo pública tras un accidente automovilístico en Alemania, lo que provocó una persecución mediática implacable. A pesar de pasar tres años juntos, la presión de la prensa y la falta de aceptación en el círculo real llevaron a Emily a terminar la relación en 1998. La situación culminó con Emily siendo obligada a abandonar una fiesta real por la puerta de servicio, un claro indicio de su falta de aceptación en la realeza.
El amor con Máxima Zorreguieta
El patrón de desaprobación de la reina Beatriz hacia las novias de su hijo cambió con Máxima Zorreguieta. Según el ex primer ministro Ruud Lubbers, él mismo pidió a la reina que tratara a Máxima con amabilidad para evitar que Guillermo permaneciera soltero. La reina accedió a la solicitud, y su trato favorable hacia Máxima marcó un cambio notable en su actitud hacia las parejas del príncipe. Este nuevo enfoque facilitó el camino para la relación de Guillermo y Máxima, que finalmente llevó al matrimonio.