El sueño de todo apostador es ganar una lotería y convertirse en millonario de la noche a la mañana. Sin embargo, la historia del estadounidense David Lee Edwards es una triste muestra de cómo el dinero fácil no siempre termina en una buena noticia. Edwards ganó 27 millones de dólares en la lotería en el año 2001, y en solo cinco años, perdió todo su dinero.
El caso de Edwards es sorprendente por varias razones. En primer lugar, es uno de los pocos casos de ganadores de la lotería que perdieron todo su dinero. Por lo general, los ganadores de la lotería logran administrar su fortuna y, en muchos casos, terminan invirtiendo sus ganancias en negocios o proyectos personales. Pero en el caso de Edwards, la historia fue muy diferente. En lugar de invertir en algo productivo, Edwards y su esposa Shawna Maddux comenzaron a gastar su dinero en cosas extravagantes e innecesarias.
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En solo unos pocos años, la pareja compró una mansión de 6 millones en una urbanización privada en Palm Beach Gardens, Florida. Además, Edwards compró otro hogar cercano por $600,000 y gastó otros millones en automóviles de lujo, incluyendo un Dodge Viper de $90,000 y un Lamborghini Diablo de $200,000.
Pero el capricho más caro de Edwards fue la compra de un LearJet privado de 9 millones. Además, gastó otros $4.5 millones en una empresa de instalación de fibra óptica y un negocio de limusinas. También pagó medio millón a otra ex esposa y su esposo por la custodia de la hija adolescente de Edwards, Tiffani.
Es difícil imaginar cómo una persona puede gastar tanto dinero en tan poco tiempo. Según las estimaciones, Edwards gastó alrededor de $3 millones de los $27 millones que había ganado en los tres primeros meses después de que le tocara la lotería. Pero eso no fue suficiente. En el primer año después de ganar, Edwards gastó otros 2 millones. En lugar de invertir en negocios o proyectos productivos, Edwards y Maddux gastaron su dinero en caprichos y lujos innecesarios.
El final de Edwards
La historia de Edwards tiene un final triste. Para el año 2006, la pareja había dilapidado todo su dinero y estaba en la ruina. Vivían en un cobertizo de almacenamiento lleno de heces humanas. Maddux pronto se fue y volvió a casarse. Ella y su nuevo esposo eventualmente sacaron a Edwards de ahí para buscarle un espacio para él en un albergue. La vida dura había cobrado su precio y, en 2013, el hombre murió a los 58 años. Al final de su vida, había gastado todas las ganancias e incluso le debía miles de dólares a otros.
La historia de Edwards es un recordatorio de que el dinero fácil no siempre conduce a la felicidad y la prosperidad. Muchas personas sueñan con ganar la lotería y vivir una vida de lujos y extravagancias. Aun así, lo cierto es que el dinero fácil puede ser la causa de la caída más abrupta. En lugar de gastar nuestro dinero en cosas innecesarias, es importante invertir en proyectos productivos y planificar nuestra vida financiera a largo plazo.