En 2022, el caso de Nahir Galarza, quien fue condenada a prisión perpetua por el homicidio de su novio Fernando Pastorizzo en 2017, dio un giro inesperado. A pesar de llevar cinco años en prisión, Nahir sorprendió a todos al declarar que el verdadero autor del crimen fue su padre, Marcelo Galarza.
Tras el encarcelamiento de su hija y su condena, Marcelo se distanció completamente de ella, no por decisión propia, sino porque Nahir decidió dejar de verlo. Según se informó, el enojo inicial de Nahir fue causado por la promesa incumplida de su padre de sacarla de la cárcel, una promesa que nunca se cumplió y que ni siquiera intentó revertir su condena.
El presente de Marcelo Galarza
La relación entre ellos se deterioró aún más cuando Nahir, frente a su nueva abogada Raquel Hermida Leyenda, acusó a su padre de ser el verdadero asesino. Desde entonces, la vida de Marcelo cambió radicalmente. A finales de 2021, Marcelo ya se había separado de Yamina Kroh, la madre de Nahir, y terminó alejándose por completo de su familia.
El impacto emocional y psicológico de estas acusaciones fue devastador para Marcelo, quien perdió aproximadamente 15 kilos y ahora vive en soledad en un campo en Gualeguaychú. Aunque mantiene una buena relación con su hijo, Aaron, se distanció de su esposa y de Nahir. La Justicia, sin embargo, nunca aceptó la teoría de Nahir de que Marcelo fue el verdadero asesino.
En una confesión sorprendente, Marcelo admitió que habría querido hacerse cargo del crimen para proteger a su hija. "El abogado me lo prohibió porque dijo que iba a saltar que yo no había hecho nada", declaró. "Soy inocente, pero no diré nada más por respeto a mi hija que es lo más importante".
Su relación actual con en el caso de Nahir
A pesar de la gravedad de la situación, Marcelo optó por no dar entrevistas ni acercarse a su familia, salvo a su hijo Aaron, quien se convirtió en su mayor apoyo. "Me destruyeron. Me dejaron sin familia. Es durísimo esto", confesó Marcelo, quien sigue viviendo cerca de Paraná, aunque la mayoría de las personas en la ciudad le niegan el saludo, excepto unos pocos y su hijo.
Actualmente, Marcelo encontró un refugio en su campo en Gualeguaychú y se dedica a un proyecto agrícola de gallinas. Decidió no volver a ejercer como policía, una profesión que era su gran pasión. Este retiro en el campo le proporcionó un respiro de la tormenta emocional que devastó su vida familiar y profesional.