Un profesor de folklore de Salta fue condenado a un año de prisión por grooming. La denuncia la había presentado el padre de la víctima de 15 años luego de que la adolescente recibiera mensajes inapropiados a través de WhatsApp.
Tras un juicio abreviado, el juez Amadeo Longarte, de la Sala 2 del Tribunal del Juicio, le impuso una pena de un año de prisión de ejecución condicional más reglas de conducta. Es decir, no irá a la cárcel. La instrucción de la causa estuvo a cargo de la fiscal Penal 3 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero Calvet
El docente de danzas folkloricas de 45 años fue denunciado por el padre de la adolescente al advertir los mensajes que había recibido de parte del maestro. En Circuito Cerrado de Televisión, la víctima brindó detalles de lo sucedido. Asimismo, se aportó el celular de la menor de edad con los mensajes recibidos por el profesor como prueba.
Según consignó Qué Pasa Salta, el profesor, cuya identidad se mantiene en reserva por razones legales, deberá cumplir con condiciones específicas impuestas por el tribunal como parte de su condena.
Qué es el grooming
El Grooming es el acoso sexual de una persona adulta a un niño o un adolescente por medio de Internet. Las personas que realizan grooming se llaman groomers o acosadores. A partir del 2013, se incorporó el grooming como delito al Código Penal. El artículo 131 establece una pena de prisión de 6 meses a 4 años.
Ante la posibilidad de un caso, los especialistas recomiendan a los padres que hay que prestar atención a los cambios de conducta o humor del niño o el adolescente: si presenta repentina tristeza, baja su rendimiento escolar o quiere estar sola/o, si se observa nerviosismo, o ansiedad respecto del uso de los dispositivos (por ejemplo en el caso de estar siendo amenazada/o y debe responder a los mensajes).
Según el portal del Ministerio de Justicia destinado a este delito, "hay que comprender que los niños y adolescentes de esta generación viven en un contexto digital". Su vida está poblada de amigos virtuales que pueden ser del colegio, del barrio y de las redes sociales. Los nombres de los amigos suelen cambiar de una red a otra y por eso no siempre pueden identificarlos.
En ese sentido, lo recomendado no es prohibir que los niños o adolescentes tengan amigos virtuales. Más bien darles herramientas para que reconozcan a sus amigos y comprendan los riesgos que tiene compartir datos personales en la web, redes sociales, plataformas de juegos, canales de streaming y servicios de mensajería instantánea.
La línea 137 está disponible las 24 horas, los 365 días del año para obtener información y asesoramiento sobre tus derechos o denunciar el grooming. Si sospechas que un niño o un adolescente es víctima de grooming o explotación sexual, podés comunicarte por WhatsApp al 11-3133-1000. En esta línea nacional y gratuita, el Equipo Contra las Violencias Digitales del Ministerio de Justicia te asesorará y acompañará hasta el momento de hacer la denuncia.
Cómo prevenir el groming
- Dar el ejemplo: los adultos deben usar con responsabilidad sus propias redes sociales. Configurar la privacidad y evitar compartir fotos de sus hijos con el uniforme del colegio o con información que permita conocer el barrio o domicilio en forma pública. Las personas acosadoras usan esos datos para cometer ciberdelitos.
- No compartir imágenes sin consentimiento: no facilitar información o imágenes comprometedoras por medios electrónicos porque es difícil borrar el material que circula en Internet. Por ejemplo, una imagen íntima publicada en las redes sociales siempre será asociada a las búsquedas que se hagan en Internet sobre esa persona.
- No hacer videoconferencias con desconocidos: es necesario que los niños y adolescentes comprendan que la imagen es un dato personal que debe ser cuidado y protegido. Al mostrarse por medio de una cámara se exponen frente a un desconocido que puede filmarlos o fotografiarlos y luego hacer circular esa imagen por la web o usarla para futuras extorsiones.
- Configurar los controles parentales en televisores, cables y plataformas de contenidos: esos controles permiten limitar contenidos y evitar que los niños y adolescentes accedan a sitios donde pueden correr riesgos. Recomendamos conversarlo de manera transparente con los niños y adolescentes sobre los controles parentales e ir generando conciencia y autonomía para cuidarse.
- Configurar la privacidad en las redes sociales y aplicaciones: es importante que los niños y adolescentes sepan que al abrir una cuenta en una red social cualquier persona puede ver sus publicaciones si no configuran la privacidad. Dentro de las herramientas de privacidad que tienen las redes sociales existen opciones más avanzadas: armar subgrupos entre los contactos y elegir qué información ve cada grupo, controlar las etiquetas antes de publicar contenido en el muro, bloquear un perfil, entre otros.
- Tomar conciencia de que los niños necesitan un cuidado distinto a los adolescentes: las recomendaciones propuestas son orientativas para las familias. Cada familia resolverá, de acuerdo a la madurez del niño y el adolescente y la relación de confianza y comunicación que tengan entre sí, las medidas preventivas, compartir y acordar.
- Estar presentes como personas adultas para acompañar la “vida online” de sus hijos: significa conocer las páginas web que visitan, las redes sociales que usan y las personas con las que se relacionan. Acompañar las distintas etapas en el uso de Internet y las redes sociales de acuerdo a los criterios y valores familiares.
- Conocer las páginas que los menores visitan con frecuencia: es necesario que conozcan las políticas de privacidad, reglas y características de cada sitio.
- Respetar la privacidad de los niños y adolescentes: por ejemplo, no ingresar a escondidas a sus cuentas o casillas de email.
- Trabajar en forma proactiva con el personal docente de las instituciones educativas.