Roberto Pérez y Coco Martos se presentaron en Cosquín con Por Siempre Tucu y trajeron a la memoria de los amantes del folclore y los argentinos en general el trágico recuerdo del fatal accidente que vivieron los exintegrantes de Los Tucu Tucu. El hecho causó estupor en el mundo de la música debido a las dramáticas características del acontecimiento que terminó con la vida de dos personas.
Pérez, exintegrante de Los Tucu Tucu, abrió su corazón tiempo atrás y habló sobre el trágico accidente que sufrió con el resto de los músicos de la banda, el pasado 9 de septiembre de 2007. El grupo de folklore se trasladaba en automóvil a la salida de un show, cuando de repente, el vehículo conducido por Roberto fue arrollado por un tren en la ruta 4, cerca del acceso sur de San Cristóbal, provincia de Santa Fe. Como resultado, fallecieron dos de ellos: Ricardo Romero y Héctor Bulacio. El cantante, detalló cómo fue aquel trágico episodio y cómo fue su extensa recuperación para volver a los escenarios hace algunos años.
El relato de Roberto Pérez sobre el accidente de Los Tucu Tucu
"El 9 de septiembre a la mañana, los integrantes de Los Tucu Tucu veníamos de cantar en San Lorenzo, al lado de Rosario. Al día siguiente, teníamos prueba de sonido en la plaza Independencia de Tucumán, en el Septiembre Musical", recordó Roberto, en un testimonio de lo sucedido para La Voz del Interior en 2014.
Todo ocurrió a las 6.40, "en un paso nivel sin barrera, sin señalización y con yuyos muy altos". "Tras una curva, me encontré de frente con un tren que salió de San Cristóbal. Venía conversando con Ricardo y confundí la luz del tren con la luz de la ciudad. Cuando hice la maniobra para quedar de costado al tren, me enganchó el guardaganado y pasó por arriba, del lado mío", se lamentó.
A diferencia de sus compañeros, Pérez era el único que tenía puesto el cinturón de seguridad. "Eso me salvó, creo que es un mensaje importante para transmitir. A Carlos Sánchez, que estaba sentado en el asiento de atrás del acompañante, lo preservó que en el regazo traía el bombo y venía afirmado en él, lo que amortiguó el golpe", reflexionó.
Tras el accidente, Roberto estuvo "consciente y sin dolor" y esto le permitió asistir a sus compañeros. "Por eso a todas las personas que se arrimaron (algún camionero, después la policía y luego el personal del hospital de San Cristóbal), les daba los nombres de los muchachos, edades y medicamentos, en el caso de que tomaran, para que pudieran hacer lo que tuvieran que hacer para poder salvarlos", rememoró.
Una vez en el Hospital Cuyen, estuvo 15 días internado en terapia intensiva. "Me colocaron las primeras placas, como para poder ser trasladado a la ciudad de Buenos Aires. En el Sanatorio Güemes de Buenos Aires, el doctor Raly Silvano, mendocino, fue quien realizó todo lo siguiente para poder llegar al momento que vivo ahora, desde septiembre de 2007, para que yo estuviera parado solo, sin bastón. Pasé por silla de ruedas, andador y muleta", concluyó.
Las graves consecuencias que Roberto Pérez sufrió en su salud tras el accidente
Aunque parecía evolucionar bien, más tarde al músico se le rompió el clavo endomedular que aún lleva en su fémur izquierdo. A causa de esto, su recuperación se retrasó todavía más: "Recién en entre año y medio y dos años pude estar parado solo. Tuve fractura de muñeca derecha, cúbito derecho, húmero derecho, fractura expuesta de rodilla derecha y corte de tendón rotuliano, fractura de fémur izquierdo, desplazamiento de la cadera izquierda, fractura expuesta de codo con pérdida de masa ósea de cúbito y radio, y fractura de tres costillas".
Por esta razón, apenas se recuperó en el año 2009. A pesar de que al principio no querían internarlo, ya que sus heridas implicaban la posibilidad de contagiarse un virus intrahospitalario, finalmente el médico lo reconoció y le dijo: "En honor a mi papá, te voy a aceptar y me hago responsable, pongo la firma de admisión".
Con respecto al impacto psicológico de toda esta situación, sumó que "la familia, los afectos y los amigos de la profesión" lo ayudaron mucho. Sin embargo, admitió que hasta el día de hoy no terminó de procesar lo que les sucedió a sus compañeros. "En el mismo Cuyen me pusieron una psicóloga para que me fuera avisando de lo que había sucedido, pero yo lo sospechaba. De cierta manera trataba de negarlo, pero ya por la forma en que veía a dos de los hijos de Romero que fueron a verme, me daba cuenta de que algo no andaba bien. No sé si todavía lo he terminado de procesar. Porque quizá no he llorado. Quizá el llanto lo tengo adentro".