Este lunes se conoció la triste noticia del asesinato de una joven cantante de cumbia de 27 años. La información conmocionó al mundo de la música y en especial al entorno de la movida tropical. Además de artista, la joven era estudiante de administración de empresas e integraba una reconocida orquesta musical.
Se trata de Alezka Thalía Manrique Castillo quien a poco de graduarse fue asesinada a quemarropa durante un robo en la madrugada del domingo en la provincia de Bagua Grande, región Amazonas, Perú por un grupo de delincuentes. La artista era madre de un niño de 9 años y se encontraba regresando a la localidad de Chiclayo tras un show en un instituto educativo. Cuando se encontraba en la ruta con dirección a la vía Fernando Belaúnde Terry, su transporte fue interceptado por seis delincuentes armados que abrieron fuego contra el vehículo, obligando al conductor a detenerse.
Según el testimonio de una de las vocalistas de la orquesta, uno de los criminales se subió al micro y comenzó a disparar. Thalía, en un intento por protegerse, se dirigió al baño y recibió un disparo en la zona baja del abdomen. “Mi compañera quería ingresar al baño del bus en su instinto de cuidarse y al momento que está, pues se le va el disparo”, relató a los medios locales.
De acuerdo a la mujer, el objetivo de los delincuentes era asesinar a Manrique Castillo: “Le cayó en la fosa ilíaca derecha… creo que si hubiera sido sin intención, tienes el techo, las ventanas u otro espacio”, declaró. Lo cierto es que la artista de 27 años falleció mientras estaba siendo trasladada al Hospital Santiago Apóstol en Bagua Grande. Por otro lado, los ladrones robaron instrumentos musicales, celulares, una batería electrónica, laptops y otras pertenencias de la orquesta.
Llora el folklore por la muerte de uno de los cantantes más "queridos" de Argentina
Una de las figuras más queridas del folklore argentino falleció dejando un gran vacío en el mundo de la música. Con su partida, se apaga la voz de un referente que supo combinar sus raíces árabes con el profundo sentir de la cultura argentina, creando un estilo único que cautivó a generaciones. Las redes sociales también lamentaron su muerte.
“El Turco Yamil”, cuyo nombre de pila fue Carlos Alberto Farah, nació en la provincia de Tucumán en una familia de origen árabe, donde desde joven mostró un fuerte interés por la música. Su talento natural lo llevó a integrar algunos grupos de folklore en su juventud, pero fue como solista que encontró su verdadero lugar. Desde sus primeras presentaciones, logró destacar por su peculiar tono de voz y su carisma en el escenario, lo que rápidamente lo posicionó como uno de los grandes del género.
Considerado el folklorista "más querido" del norte argentino, El Turco Yamil recibió estas sentidas palabras de despedida por parte de su colega Mario Cabrera: "A la memoria de quién me abrió las puertas de su casa después de muchos años de no cantar en Tucumán. Hice esta zamba luego de mi primera presentación en su peña. Gracias Turco por todo, por estar siempre, por tu bombo amigo, por amar las canciones, a los cantores y a la música de nuestro pueblo. Hasta el próximo vino de la amistad Yamil".
A lo largo de su carrera, Yamil se convirtió en un ícono del folklore nacional, fusionando los ritmos tradicionales con sonidos árabes que evocaban sus orígenes. Este enfoque particular no solo lo diferenció de otros artistas, sino que también le permitió conectar con un público diverso que veía en su música una muestra de la multiculturalidad que caracteriza a la Argentina. “El folklore es mi pasión, pero mi alma tiene un toque árabe”, solía decir en sus entrevistas, donde explicaba cómo esa mezcla lo definía tanto artística como personalmente.