Ghislaine Maxwell atrajo a adolescentes a una trampa para que Jeffrey Epstein abusara sexualmente de ellas y fue la cómplice del financiero en el crimen, dijo el lunes una fiscal en su argumento final en el juicio penal de la británica.
La fiscal adjunta Alison Moe argumentó que la presencia de Maxwell hacía que las jóvenes se sintieran cómodas pasando tiempo con Epstein. De lo contrario, recibir una invitación para estar con un hombre de mediana edad habría resultado extraño y "haría saltar las alarmas", dijo Moe.
"Epstein no podría haber hecho esto solo", sostuvo Moe. "Cuando ese hombre está acompañado por una mujer elegante, sonriente, respetable y de su edad, es cuando todo empieza a parecer legítimo. Y cuando esa mujer (...) actúa como si fuera totalmente normal que ese hombre toque a esas niñas, las atrae a una trampa".
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Maxwell, de 59 años, está acusada de tráfico sexual y otros delitos por supuestamente reclutar y preparar a cuatro adolescentes para que llevaran adelante actos sexuales con el difunto financiero Epstein entre 1994 y 2004.
Maxwell se ha declarado inocente. Sus abogados argumentan que está siendo tratada como una sustituta de Epstein, quien se suicidó en una celda de la cárcel de Manhattan en 2019 a los 66 años mientras esperaba el juicio por cargos de abuso sexual. La defensa también ha tratado de presentar los relatos de sus cuatro acusadores como no creíbles.
Moe trató de refutar el argumento de la defensa de que Maxwell no estaba al tanto de ningún delito cometido por Epstein y argumentó que era la "mano derecha" del empresario.
Dos de las acusadoras dijeron que fueron abusadas por primera vez por Epstein cuando tenían 14 años en su propiedad de Palm Beach. Ambas dijeron que Maxwell les tocó los pechos mientras estaban desnudas.
"Por supuesto que Maxwell sabía lo que ocurría en esa casa", dijo Moe. "Ella era la cómplice de Epstein en el crimen. Y en esa casa, a puerta cerrada, Maxwell y Epstein estaban cometiendo crímenes horripilantes".
(Reportaje de Luc Cohen en Nueva York; traducido por Aida Peláez. Editado por Javier Leira)