La vedette Florencia de la V recordó sus épocas difíciles dentro de un hogar en donde nunca fue aceptada. Al menos, por su padre. Y en diálogo con Chiche Gelblung, dentro del segmento Confesiones en Infobae, la actriz aseguró que uno de los momentos más traumáticos se llevó adelante en una peluquería. ¿Qué fue lo que ocurrió?
"Una de las cosas más violentas que viví en mi infancia fue cuando me cortaron el pelo. Yo tenía como una melenita bastante larga. De chica la gente preguntaba si era una nena. Me acuerdo que entré de la mano con mi papá y me sentó y dijo: 'Córtele el pelo'. '¿Cómo lo cortamos?', respondió el peluquero, y mi papá le dijo que me cortara como colimba. Al principio, me cortaba con la tijera y hoy a veces sueño con eso. Me despierto escuchando ese corte. Tiene un sonido muy particular la tijera cuando corta el pelo", aseguró Flor de la V, ante la atenta mirada de Samuel Chiche Gelblung.
Recordando a su mamá, quien falleció cuando Flor de la V era una niña, la actriz aseguró que su vida cambió al momento de ingresar al jardín: "Yo me di cuenta de que era diferente… Imaginate, mi mamá había muerto y yo me la pasaba en las casas de mis tías. Me cuidaban mientras mi papá trabajaba. En esa época a mí me dejaban jugar con muñecas… Pero cuando entré al jardín de infantes, fue la primera vez que me choqué con lo binario".
"Me acuerdo que había un baúl donde había disfraces y vestidos y collares. Imaginate que en mi casa no había nada de mujer porque mamá había muerto. Entonces, yo ahí me montaba. Me vestía y cantaba. La maestra me dijo un día que no lo haga. Que no lo podía hacer. Hasta que llamaron a mi papá. Cuando lo llaman, él me dice que no lo podía hacer. Yo obviamente, siendo chica, no hice caso, y después de eso vino una golpiza fuerte".
La importancia de la Educación Sexual Integral en las escuelas: el pedido de Flor de la V
"Hoy pienso en la distancia porque se habla mucho de la educación sexual integral en las escuelas y creo que es necesaria. Yo tuve que aprender de golpe algo que no podía comprender, porque no tenía ni contención en el colegio ni en mi casa. Y me sentía diferente, porque estaba en un cuerpo que no tenía que ver conmigo. Me di cuenta de que los juegos o las cosas que yo hacía, las tenía que hacer a escondidas y tenía que reprimir lo que sentía.