Walter de Giusti, nacido en 1962 en Rosario, Argentina, es infame por su papel en las trágicas muertes de Belia Delia Zulema Ramírez y Josefa Páez, abuela y tía-abuela del reconocido músico argentino Fito Páez. También mató a Fermina Godiy, quien trabajaba en la casa en ese momento y estaba embarazada. Los asesinatos ocurrieron el 7 de noviembre de 1986, en ausencia de Páez, quien estaba de gira en Río de Janeiro. El crimen causó conmoción en Argentina y Páez cayó en una profunda depresión al conocer la noticia.
De Giusti era un antiguo compañero de escuela del músico y los dos compartieron aula juntos. Aún se desconoce qué lo llevó a cometer un acto tan atroz.
Los asesinatos ocurrieron solo un año después de la muerte del padre de Páez y fueron un golpe inmenso para el joven músico, quien había sido criado por su abuela y tía-abuela después de la muerte de su madre cuando tenía solo ocho meses.
Tras meses de investigación, De Giusti finalmente fue capturado después de que un travesti fue encontrado usando un collar que había pertenecido a las víctimas. El accesorio había sido entregado al sospechoso por De Giusti, quien también había tomado un grabador que Páez le había regalado a su abuela. Tras ser interrogado, De Giusti confesó los asesinatos.
Antes de los asesinatos, De Giusti también había matado a dos mujeres, Angela Cristofanetti de Barroso y Noemí, una semana antes, y su hermano menor, Carlos, había ayudado en los asesinatos.
Para Páez, la tragedia tuvo un efecto profundo en su vida y música, y recurrió a su arte para expresar su dolor y sufrimiento. Su álbum "Ciudad de pobres corazones", lanzado en 1987, fue un testimonio de su dolor y rabia. Las canciones del álbum abordaron temas como la pobreza, la violencia y la opresión política, y rápidamente se convirtió en una de las obras más celebradas de Páez.
Cómo terminó la vida de Walter de Giusti
Las acciones de Walter de Giusti son consideradas uno de los eventos más trágicos en la historia de Argentina. El caso sigue capturando la atención del público y ha sido tema de varios libros, documentales y dramas televisivos. Cerca de nueve años después de su condena, en mayo de 1996, su defensa pidió reducir la pena a 25 años; en agosto de 1997, la disminuyeron a 24 años y siete meses.
Pero al haber contraído VIH en prisión, su abogado solicitó prisión domiciliaria. A esto se sumó el argumento de que De Giusti estaba perdiendo la visión, por lo que accedieron a su demanda. En 1998, descubrieron que Walter estaba en perfectas condiciones: manejaba un coche, salía con normalidad a la calle e iba a bares, por lo que debía volver de inmediato a la cárcel. El 3 de junio de ese mismo año reingresó a prisión, pero cinco días después se descompensó y fue llevado al hospital. Finalmente falleció el 12 de junio a causa del VIH.