El mundo conoció las escalofriantes historias de Ed y Lorraine Warren, famosos investigadores de fenómenos paranormales, a través de la saga de película de James Wan, "El Conjuro". Pero en la ficción, hubo una presencia maligna que se robó las miradas (y los sustos) de los espectadores: la diabólica muñeca Annabelle, que hasta ayer se encontraba resguardada en un museo, para impedir que volviese a atacar. Hoy la reportaron desaparecida.
La muñeca fue fabricada por una empresa dedicada a la producción de juguetes infantiles y de las muñecas Ragedy Ann, siendo Annabelle una de las unidades. Si bien, en 2013, en la primera "El Conjuro" no es un personaje principal, sí es la amenaza más abominable para los Warren. Tal fue el impacto de la muñeca que desde Warner Bros y New Line Cinema pactaron una precuela que contase su origen y explorase sus crímenes.
Con el visto bueno de Lorraine Warren en 2014 salió "Annabelle", que tendría una segunda y tercera parte en 2017 y 2019, respectivamente. En la vida real, la Ragedy Ann maldita yacía a resguardo en el Museo Warren, que posee elementos embrujados y endemoniados de cada caso de los investigadores. Fuentes cercanas al museo aseguran que la muñeca estaba en una vitrina especial debido a que es considerada un objeto maligno que está poseído por un espíritu tenebroso.
Annabelle: El origen de la pesadilla
La muñeca fue el regalo de una madre a su hija Donna en 1970, quien estaba en ese momento estudiando enfermería. La joven, de 18 años, colocó el presente en la habitación de su departamento, hasta que poco a poco empezó a percibir movimientos extraños del provenientes del juguete. Para empezar, aparecía diariamente en una posición diferente a la que ella la dejaba. Con el tiempo, Donna afirmaría que hasta cambiaba de habitación.
Como si fuese poco, tiempo después la joven Donna empezó a recibir notas de alguien desconocido con los mensajes "Ayúdame" y "Ayuda a Lou". La gota que colmó el vaso fue cuando descubrió un hilo de sangre en la muñeca.
El terror de la aprendiz de enfermera hizo que acudiesen Ed y Lorraine Warren a su rescate. Lorraine, que era medium, realizó una sesión para ver a qué se enfrentaba e informó que el espíritu de una niña de 7 años llamada Annabelle Higgins había poseído a la muñeca.
Un relato aún más truculento
La serie de hechos macábros no culminó ahí y fue un amigo de Donna, quien frecuentaba la casa, quien padeció en carne propia a la muñeca. Según lo relatado, se quedó dormido en la habitación y cuando se despertó no era capaz de moverse. Y la muñeca intentaba estrangularlo. El miedo de Lou, nombre de la víctima, se acrecentó una vez superado el trauma: sonidos inexplicables y una serie de arañazos en su cuerpo fueron motivo suficiente para la vuelta de los Warren.
Donna llamó a especialistas de la Iglesia y ellos contactaron al matrimonio Warren, conocido por sus estudios de fenómenos paranormales. Juntos determinaron que en la muñeca habitaba algo más que un espíritu: un demonio. La situación culminó con un exorcismo para limpiar la casa y con Ed y Lorraine Warren haciéndose cargo de Annabelle.