Un estudio reciente patrocinado por la Agencia Espacial Europea (ESA) demostró que la urea, el principal compuesto orgánico de la orina, podría ayudar a construir los futuros habitáculos lunares, ya que permite que el material sea más maleable antes de endurecerse y adoptar la forma definitiva de la estructura.
Los investigadores descubrieron que añadida a la mezcla de geopolímero lunar (un material de construcción similar al hormigón), funciona mejor que otros plastificantes comunes, a la hora de reducir la necesidad de agua.
Además, utilizada en una impresora 3D, la mezcla mostró ser más resistente y preservar buena maleabilidad: una muestra fresca se podía moldear fácilmente y mantenía su forma soportando pesos encima hasta diez veces superiores al suyo.
"La comunidad científica está especialmente impresionada por la gran resistencia de esta nueva receta en comparación con otras mezclas y también le atrae la idea de que permita utilizar material ya disponible en la Luna", explicó Marlies Arnhof, coautora del estudio.
El empleo materiales existentes sobre el terreno lunar, reduciría la necesidad de enviar desde la Tierra grandes volúmenes de suministros para construir en la Luna.