Durante muchísimo tiempo estuvieron en el imaginario social como algo imposible de hacer realidad. Sin embargo, no es ficción: las serpientes voladoras existen. Ellas son cinco especies del género Chrypsopelea. ¿Por qué califican así? Por los motivos que expresaremos en las próximas líneas.
Si bien muchos animales mueven su cuerpo en forma ondulatoria para avanzar de forma acuática o terrestre, son las serpientes Chrypsopelea las que son capaces de conseguir "volar".
Diferentes estudios analizaron, en los últimos años, cómo es la estrategia de estas serpientes. Y en el último tiempo, gracias a un trabajo del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, la revista 'Natura Physics' arrojó resultados sorprendentes sobre la aerodinámica de estos ejemplares.
Con cámaras realmente profesionales, pudieron observarse registros de estos reptiles en velocidad rápida. En este contexto, se logró confirmar que ellos aplanan sus cuerpos para lograr la sustentación. Sin embargo, también durante las mismas es cuando su forma cambia de forma constante: allí, se modifica a medida que se mueven las ondas horizontales y verticales. Las mismas son producidas, claramente, por las contracciones musculares.
"Aunque los deslizamientos simulados sin ondulación alcanzaron cierta distancia horizontal, son biológicamente poco realistas y fallan debido a la inestabilidad del movimiento; por el contrario, la inclusión de la ondulación estabiliza el movimiento de rotación y aumenta notablemente el rendimiento del deslizamiento", manifiestan los profesionales, mediante el estudio realizado.
A su vez, afirman: "Este trabajo demuestra que la ondulación aérea en las serpientes cumple una función distinta a la ondulación conocida en otros animales, y propone una nueva plantilla de control para robots voladores".