Los fenómenos naturales forman parte de un interés generalizado y constante por parte de la sociedad. En muchas ocasiones sólo conocemos parte de la realidad, mientras que en otras nos asombramos por develar misterios que desconocíamos por completo. Y uno de ellos es, por ejemplo, el que se expresa sobre los agujeros negros del universo. Lo cierto es que existen, y hasta se sabe qué contienen dentro.
Los agujeros negros son objetos con una masa exponencialmente grande y concentrada. A través de la gravedad, logran deformar el tejido del espacio tiempo en una escala incomprensible. Justamente, esa deformación es la gravedad: ella es quien provoca que los planetas, las estrellas y las galaxias tengan atracción entre ellos.
Si del tejido del espacio tiempo hablamos, debemos decir que podemos imaginarlo como una gran sábana estirada. Y si en la misma ponemos objetos encima, ellos harán presión y generarán curvas. Por más ínfimo que sea el objeto, en caso de colocarse uno más grande el otro se desplazará descendentemente hacia él. Y allí se generará un agujero mucho más grande.
Y al momento de generarse el agujero negro, se produce un punto en el que ni la luz se salva de la deformidad de esta sábana llamada espacio tiempo.
¿Qué contiene dentro? Las especulaciones afirman que la materia no se contrae hasta una densidad infinita, sino que en un determinado momento se produce un tipo de rebote que genera que vuelva a expandirse.
Esto es similar a lo ocurrido con el Big Bang, a quien los científicos le otorgan el origen de nuestro universo. Y esto da lugar a la posibilidad de que se genere uno nuevo. Inaccesible, claro, porque no hay forma de saber qué hay fuera de los horizontes de un agujero negro.
En diálogo con La Vanguardia, el catedrático de física teórica de la Universidad de Barcelona Jaime Garriga aseguró hace un tiempo: “Las reglas del juego de la física implican que quien tiene un convencimiento teórico tiene que encontrar predicciones que se puedan corroborar mediante observación. El problema es que estas teorías no acaban de ser consistentes y es difícil saber qué condiciones tendría un universo nacido de un rebote, por lo que no tenemos predicciones para comprobarlo”.