Juan Minujín y Luisana Lopilato protagonizan la inminente comedia de Netflix, Matrimillas. El actor dialogó con El Destape Web sobre el rodaje del filme, su relación con su compañera de elenco, la serie sobre la vida de Guillermo Cóppola que protagoniza y su reciente trabajo con Angelina Jolie. Además, reveló una anécdota con su compañera en la serie.
¿Por qué elegiste Matrimillas dentro de las propuestas que tenías? ¿Qué te llamó la atención?
- Por un lado tenía muchas ganas de hacer un proyecto con Luisana (Lopilato), con quien habíamos trabajado en otras oportunidades pero nunca en una comedia así, como pareja. Es una actriz que me gusta mucho, me llevo muy bien con ella. Y, por otro lado, la idea de hacer una comedia sobre la maquinaria que se arma en una pareja de convivencia, donde uno tiene que empezar a negociar mil cosas, me parecía divertida. Me gustaba que los personajes tuvieran esa miseria de hacer algo por el otro pero en realidad lo hacen por ellos mismos para tener un rédito a favor suyo. Encierra algo de un egoísmo que me parecía también muy divertido para la comedia. Y después hay algo de la competencia en la pareja que a mí siempre me divierte mucho en las comedias.
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Decías que con Luisana te llevás muy bien, que tienen una buena relación. ¿Hay alguna anécdota del rodaje? Algo que haya pasado que siempre se acuerden o algo así.
- Hay, pero me tendría que poner puntualmente a acordarme (risas). Vivimos momentos muy graciosos, divertidos. Hay un momento en donde yo tengo que manejar una lancha y me dieron una clase, un ratito ahí, pero tampoco es que la tenía muy clara. Entonces estábamos ahí arriba y, cada vez que yo aceleraba, Luisana estaba a punto de caerse. Todo eso fue un poco gracioso porque teníamos que actuar de que estábamos enamorados y en realidad estábamos un poco aterrados por la lancha (risas).
¿Qué expectativas tenés para el estreno?
- Tengo buenas expectativas, siento que la película va a generar mucha identificación en quienes la miren porque son situaciones muy cotidianas y reconocibles por todo el mundo. Van a identificarse tanto en el personaje de Lu como en el mío. La verdad es que es una situación muy linda. Espero que vaya muy bien y la que gente la disfrute.
¿Cuál es el personaje que más te marcó a vos en lo personal y cuál es el que sentís que más marcó a la gente, que más popularidad te dio?
- Los personajes todos me fueron marcando, la verdad. En todos siempre intenté poner algo muy personal en el trabajo, en la creación del personaje, en sus emociones e historias. Siempre fueron convivencias muy intensas. Una cosa es un personaje que hice tres o cuatro días en una película y otra cosa es uno que hice en una serie durante seis meses. Uno está acompañado por ese personaje mucho más tiempo. Diría que los que más me marcaron fueron los que más tiempo estuvieron conmigo. Pero no hay uno más que otro.
En cuanto a los que me hicieron más popular, no lo sé muy bien. Yo tuve un recorrido, hice mucho teatro y cine independiente y después empecé a trabajar más en televisión. Ahora, que la televisión abierta está pasando por una etapa más incierta, estoy más abocado a las series, específicamente con Netflix, donde hice varios trabajos. Ha ido cambiando, con las plataformas el trabajo de uno llega a latitudes a las que antes no llegaba. Ahora por ahí nos escribe gente de Asia, de Oriente, de Europa, de América del Norte, de todos lados. Pero no sé si tengo un personaje que más marcó al público.
Claro, no notaste un punto de inflexión por ninguno.
- Sí, lo noté cuando hice la primera tira, que fue con Adrián Suar y Natalia Oreiro. Por eso digo, yo tengo 47 y esto fue hace 10 años. Una gran parte de mi carrera fue sin ser famoso, ni conocido, ni popular. Creo que la llegada a la televisión de aire y esas tiras con actores muy populares sí hicieron un punto de inflexión. Después vinieron otros trabajos que también fueron muy populares.
¿Te costó despegarte de algún personaje en particular?
- No, más que el personaje, a veces me cuesta despegarme de los compañeros de trabajo. Son experiencias muy intensas y uno se hace muy amigo, muy familiar. Obviamente compartimos mucho más tiempo con nuestros compañeros que con nuestra familia durante las semanas de rodaje, porque estamos 10, 12, 13 horas por día, todos juntos. Además estamos en un proceso creativo, lo que implica estar abierto, sensible. Por eso en general se forman vínculos muy lindos ahí y se cortan de un día para el otro. Eso a veces es un poco triste, traumático. Hay que acomodarse.
El mes pasado contaste que grabaste en Sin Sangre, el filme que dirige Angelina Jolie. En ese momento no podías contar mucho, ¿se puede saber algo más ahora?
- No puedo, la verdad es que lo que puedo contar es que sí, grabé esa película este año, en Italia, que actúan Salma Hayek y Demián Bichir, o sea estoy repitiendo todo lo que ya salió en internet (risas). Ya cuando haya anuncios, voy a contar un poco más. Fue una experiencia hermosa, muy especial, pero no puedo contar mucho más.
¿Notaste alguna diferencia en la manera de grabar en un proyecto de esa escala en comparación con los nacionales?
- Sí, mucho con el tiempo y el presupuesto. Es una película con muchas semanas de rodaje, a diferencia de películas grandes de acá que se hacen en menos semanas. Esa variable ya cambia un poco todo, porque si en un día hacés media escena, cambia a si en un día hacés tres escenas. Cambia todo el esquema de trabajo.
Yendo para otro de los proyectos en los que estás ahora, ¿qué significa para vos ponerte en la piel de Guillermo Cóppola en la serie sobre su vida?
- Muy contento. Estoy todavía en el medio de eso; terminamos la parte de Argentina y viajamos a Italia en estos días para terminar de grabar la serie allá. Contento, muy contento con la colaboración con Wino (Ariel Winograd). Es un personaje muy divertido, con un abanico de características muy amplio y una vida con vueltas y giros muy dramáticos, también muy interesantes.
Has participado en muchas tiras de TV, en varias como protagonista. ¿Tenés ganas de hacer tele? ¿Hay algún proyecto?
- No, por ahora no tengo ningún proyecto de tele en un futuro cercano. Más que si es TV o si es en una plataforma, lo que me orienta a mí son los proyectos, los compañeros, en qué marco está el producto.
Matrimillas tiene un registro muy distinto a la serie de Cóppola y al resto de los proyectos en los que estás involucrado actualmente. ¿Cómo hacés para dividirte en todas esas artistas?
- Lo intento. Todo es difícil (risas). Mucho trabajo, trato de enfocarme más que en el género en las singularidades de cada personaje. Trato de salir de la generalidad y entrar en la particularidad de ellos, de sus vínculos. Eso me va llevando a un color específico en cada lugar. A veces doy en la tecla y a veces doy ahí cerca. Pero siempre el intento está.
¿Cómo definirías a tu personaje en Matrimillas en pocas palabras, desde el lugar de haberlo interpretado?
- Creo que es una muy buena persona, que tiene un buen corazón, que prefiere mentir a tener un problema y que es una persona con mucha culpa, hay algo que está atrapado y hace que le resulte difícil hacer cosas que estén por fuera de su relación de pareja. Termina optando por una solución difícil que lo mete en más problemas. Ese es un poco el chiste de la comedia, podrían resolver lo que les pasa de manera más fácil.
Matrimillas es entrar en los problemas de pareja para poder reírnos un poco de eso y para poder reírnos también de esas pequeñas miserias que tiene uno a veces en las relaciones.