Flavio Mendoza viajó a Ushuaia por trabajo con su hijo Dionisio, de 3 años, y con su compañía de artistas, y publicó una serie de fotos en las redes sociales que dieron lugar a algunos comentarios muy particulares.
En una de las imágenes, aparece Dionisio vestido con un pantalón de jean, una camiseta y un chaleco, mientras sostiene una mochila con carrito de Spiderman. Aunque a la gran mayoría le dio ternura e incluso halagaron su look, una internauta en particular se detuvo sobre su calzado.
Esta usuaria coincidió con los comentarios: Dionisio está muy lindo, pero Flavio Mendoza podría haberse esforzado más. “Si totalmente! Pero lavarle las zapatillas”, escribió esta persona. En las respuestas, muchos se ofendieron y la enfrentaron. “¿Por qué llegar a ese punto de arpía que hasta las zapatillas le mirás a un pequeñito?”, le puso una persona.
“Ok, los niños se ensucian porque juegan señora! A mi hija le llevé 3 cambios de ropa xq ya sabía que se iba a ensuciar y las zapatillas ni le cuento cómo quedaron! Y sin embargo estaban limpias”, agregó otro internauta. “Mientras vos le criticás,Flavio le lleva una valija con más zapatillas y seguro que tiene más zapatillas que vos!” señaló otra seguidora del coreógrafo.
Quién es el nuevo amor de Flavio Mendoza
Flavio Mendoza conversó con Infobae recientemente y contó que comenzó una relación con un muchacho algo más joven que él, un militar, y que está muy enamorado. "No era gay. Se enamoró de mí, de la persona, porque en realidad hasta la parte sexual fue in crescendo”, reveló, y agregó que se conocieron por chat.
“Te voy a ser sincero: cuando yo chateaba con él, era un encuentro, y ya. Porque también desde que está Dionisio es como muy importante quién entra en mi vida. Y después lo empecé a conocer, que era una persona tan buena, tan sana, tan limpia de tanta cosa, que se fue dando de a poco”, declaró Mendoza.
De acuerdo con su relato, el joven ni siquiera lo conocía a Flavio. “No sabía quién era yo porque estaba en el ejército, entró desde muy chico y es mucho más chico que yo. Y él me invitaba a tomar mate. “Yo no tomo mate”, le decía yo. ¡Mirá qué loco, ¿no?! No tomé mate nunca, y ahora estoy tomando. Y es una persona muy buena, que ama a mi hijo, que me ama, y que siento que es para toda la vida, pero lo trato de preservar porque me da miedo que lo dañen”.