Agustina Guz saltó a la fama después de su participación en Bake Off donde la sommelier y pastelera llegó hasta la semifinal. A dos años de estar en las pantallas se suma a un nuevo desafío: su propia marca de ropa interior “para meloneras”.
En conversación con El Destape, Agustina contó que después de irse de vacaciones en noviembre surgió la idea, en un principio necesitó que una costurera le hiciera el corpiño de la malla y cuando empezó a compartir fotos con sus seguidores le preguntaban dónde había conseguido talle.
A pocos meses de la temporada alta del verano y con la idea de que había interés por ese producto le sugirió a quien le hizo el corpiño que crearan otros modelos para vender, apostaron por 80 piezas y en un mes vendieron 400: “Hubiéramos vendido más pero la costurera dijo ‘hasta acá llegué’”, contó Agustina.
Después del éxito de vender en Instagram y sin ningún tipo de promoción decidió emprender con toda y crear Dtalle by Aguz junto a una fábrica de lencería, allí le dijeron que solamente armar una pieza le llevaría 4 meses. Pero la primera llegó en el doble de tiempo y con mucho estudio de mercado en el medio.
El problema de los talles
El plan es que ninguna mujer se quede sin poder vestirse cómoda por su talle de corpiño, a ninguna edad. Desde los 13 años que Agustina sufre comentarios no solicitados acerca de su cuerpo que llegaron hasta de parte de una preceptora y por los cuales pasó un año escolar entero sin sacarse el buzo, incluso en días de 40 grados. A los 15 dejó de ir a fiestas porque no tenía qué ponerse. Lo lleva con un carácter fuerte, una actitud segura y el apoyo de quienes la quieren, pero no siempre fue fácil y sabe que la mayoría termina encorvada y trata de esconderse para no recibir opiniones de ningún tipo.
Cuando Agustina empezó a hablar con las costureras con quienes trabaja hoy surgen pruebas que salían mal pero ella no entendía por qué, explicaba los errores y le decían que “así es como se hace”. Para hablar el mismo idioma, corregir problemas y saber del todo en qué se estaba metiendo empezó a estudiar moldería y aprendió a hacer corpiños ella misma, ahí descubrió el problema que aqueja a miles de mujeres en el país.
“El problema es que las progresiones de los talles son lineales, así dejan de funcionar dos talles arriba y dos talles abajo del 90 porque se sale de la norma”, explica Guz después de meses de trabajar en entender esto.
Probó su propio diseño, citó seguidoras dispuestas a probarse corpiños con taza grande y les tomó medidas y opiniones para evaluar el perfeccionamiento de la confección. En 4 pruebas de todas las medidas creó su propia tabla de talles para seguir produciendo.
Aunque el molde es una parte fundamental, no lo es todo en un corpiño especial para mujeres, sin eufemismos, tetonas. Las mamas se caen con el tiempo y con el peso por lo que se necesitan telas más duras y doble capa, los elásticos tienen que ser italianos porque son los únicos que no se vencen, el aro tiene que estar hecho a medida. Agustina enfatizó en este sentido: “No necesito lo mismo que usa una chica que usa 90 pero más grande, necesito una espalda más ancha que me agarre para que no se suba y que no se me caiga en la nuca porque me lastima las cervicales”.
Después de entender cómo se hace un corpiño y poder bajar la técnica y teoría a quienes efectivamente lo harían para este emprendimiento, la pastelera ya sabe que los próximos pasos son los corpiños deportivos, las mallas y la lencería de encaje.
Ser su propia jefa
Aunque ya hay planes a futuro también están las idas y vueltas de los importadores. Quienes venden las telas que necesita retacean hasta los metros que va a recibir y si le hacen una entrega a modo de favor el precio es a definir después de los aumentos. Agustina detalló los aumentos que sufrió en el proceso y explicó que antes de vender un solo corpiño ya había pasado por cambios en los costos: “No está buena la especulación del que tiene capacidad de guardar materia prima o quien la produce, los más chicos dependemos sí o sí de esto y da miedo aumentarle al cliente”.
Agustina, quien ya emprendió varias veces y viene de una familia que siempre busca su propia empresa, entiende que “los argentinos están acostumbrados a los aumentos, saben que no es que los intentás estafar”.
Otro factor que enumeró dentro de los costos son los de Mercado Pago, que ganó una confianza en general que te obliga a usarlo y aprovecha esto para cobrar comisiones altas a los vendedores que usan el sistema, Agustina dice que solo por vender en la plataforma hay un costo sujeto a ella.
Sin embargo, la semifinalista de Bake Off y múltiple emprendedora espera seguir en el rubro para que haya opciones para todos los cuerpos dentro del país.