Ricardo Iorio, máxima figura del heavy metal argentino, murió a los 61 años en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, en donde residía desde hacía varios años, a causa de un infarto. La conmoción que generó la noticia devino en curiosidad por viejas declaraciones del polémico cantante, como la vez que se refirió a su muerte en una entrevista.
En 2014, Iorio concedió una entrevista a Clarín por el lanzamiento de su álbum de tangos y milongas y en su explicación del disco, deslizó una reveladora opinión sobre su muerte y su carrera artística: "De eso se trata el disco. De compositores fuera de catálogo, que son los que más me gustan. Yo también estoy fuera de catálogo, ahora mismo. Muerto voy a joder más. Jamás vi a Mercedes Sosa ni a Sandra Mihanovich en Sadaic. Yo soy (se golpea el pecho dos veces) autor, loco. Y me jacto de interpretar a otra gente".
"Un hombre que en el ocaso de su vida trata de dejar algo alegre, que motive y que dé aliento. Mi obra está dedicada a la reencarnación del espíritu. Y a expresar que a la deidad no le interesa por dónde vos hacés el sexo: lo que le importa es si sos buena gente o no. Que antes de que mueran papá y mamá, podamos bajar del colectivo con el bebé", agregó.
Quién fue Ricardo Iorio
Iorio fue el máximo referente del heavy metal argentino a partir de su liderazgo de bandas centrales como la seminal V8, Hermética y Almafuerte. Su irrupción en escena se produjo en los primeros años de los `80 cuando luego de ser parte de varias bandas dio forma a V8, junto al cantante Alberto Zamarbide, el guitarrista Osvaldo Civile y el baterista Gustavo Rowek.
Con el respaldo de Pappo, quien por entonces estaba al frente de Riff, la banda logra ser parte del Festival B.A. Rock de 1983, en donde llama la atención por su propuesta metalera ante un público mayormente conformado por caracterizados hippies y una grilla que contemplaba a figuras como Miguel Cantilo, Piero, Raúl Porchetto y León Gieco. Como impulsor del heavy metal a nivel local, V8 tuvo un público fiel a lo largo de la década, en la que registró tres discos: Luchando por el metal, Un paso más en la batalla y El fin de los inicios.
Tras la ruptura de V8, Iorio encabezó Hermética, otra banda que haría historia en la escena del rock pesado argentino con discos como Ácido argentino y Víctimas del vaciamiento, en donde se rebelaría como un letrista capaz de reflejar la cruda realidad de la clase trabajadora. Hacia mediados de los `90, en medio del éxito de la banda, una pelea interna decretó el sorpresivo fin de esta formación, ante lo cual Iorio inició una nueva etapa al frente de Almafuerte. Más allá de expresiones xenófobas y antisemitas, nunca perdió el respeto y el cariño de sus colegas, quienes le reconocían su frontalidad y valoraban el compromiso de sus líricas para con los estratos populares.