El sol proyecta sombras multicolores en las estrechas calles del pueblo español de Valverde de la Vera, filtrado por unos quitasoles hechos con bolsas de plástico de la compra y restos de antiguas vallas publicitarias.
Un grupo de vecinos, en su mayoría ancianos, se ha unido para tejer los quitasoles con materiales reciclados para decorar su casa, proteger a sus vecinos del calor abrasador y aportar su granito de arena al medio ambiente.
"Valoramos la sombra, sobre todo por las altas temperaturas que hemos tenido este año, pero también porque (...) fueron hechos por gente del pueblo", dijo a Reuters Marina Fernández, una arquitecta y diseñadora de 41 años vecina del pueblo.
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España ha sufrido este verano tres olas de calor inusualmente largas, que han avivado devastadores incendios y agravado una de las peores sequías del país en décadas.
Los tejedores utilizan agujas de ganchillo para enrollar el plástico en finas tiras, que luego se convierten en quitasoles y se cuelgan sobre las calles para proteger a la gente del sol.
Algunas de las piezas muestran imágenes de una mujer que se encuentra con un hombre, mientras que otras son simplemente una explosión de colores brillantes.
Manuel Fernández Sánchez, un profesor jubilado de 69 años, dice que tejer no es sólo cosa de mujeres en este pueblo de 483 habitantes, situado a unos 150 kilómetros al oeste de Madrid.
"Formamos parte de una comunidad pequeña. (...) Un proyecto de arte público me parece una cosa muy interesante para el pueblo por muchos factores: el factor social, el factor ambiental, el factor humano, el factor turístico", dijo, mientras trabajaba en otra hebra de plástico reciclado.
(Escrito por Graham Keeley; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)