El Sol generó una explosión de energía electromagnética a principios de esta semana que se dirigió hacia la Tierra en forma de tormenta solar. El fenómeno llegó a la atmósfera terrestre el miércoles por la noche y este jueves 10 de diciembre se podrá apreciar su efecto: una exhibición de auroras boreales en varios puntos del planeta como Canadá y el norte de los Estados Unidos.
Tras varios meses en pausa, el Sol volvió a presentar actividad. Una mancha del astro designada como AR2790 emitió el pasado lunes 7 de diciembre una pequeña llamarada solar, denominada eyección de masa coronal (CME), a través del espacio que apuntó directamente hacia la Tierra.
Como resultado de esa erupción solar, parte de la energía que concentra la estrella llegó hasta la atmósfera terrestre. El Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) emitió una alerta de tormenta geomagnética, al calcular que la intensidad del fenómeno será de Nivel G3 o "fuerte” para la jornada de este jueves 10 de diciembre.
El organismo indicó que la CME comenzaría a interactuar con el campo magnético de la Tierra el miércoles por la noche. No obstante, se espera que la tormenta electromagnética crezca a un estado mayor este jueves.
Una de las consecuencias de esta tormenta solar será posibles interrupciones en las comunicaciones, como errores de posicionamiento GPS e interferencias en la red eléctrica. Pero el efecto más llamativo será la posibilidad de observar auroras boreales en puntos donde por lo general no son visibles.
Según medios estadounidenses, las auroras boreales podrán ser observadas en estados entre Maine y Montana hasta Washington. Normalmente, solo se suelen ver con frecuencia en Alaska.
“Dramático y extraño”, el asombro de la NASA por un impresionante fenómeno
Datos recopilados por el Telescopio Espacial Hubble develaron que la nebulosa Hen 3-1357, más conocida como Mantarraya, desapareció de forma anticipada en las últimas dos décadas. El fenómeno sorprende por la velocidad con la que ocurrió.
Las imágenes del Hubble de 2016 fueron comparadas con las de 1996 y muestra como el brillo de la nebulosa se atenuó de forma intensa y hasta cambió de forma. Según las descripciones, los bucles brillantes azules, fluorescentes y los filamentos de gas hacia el centro de la nebulosa están casi desaparecidos. En tanto que los bordes ondulados que dieron el apodo a la nebulosa son casi imperceptibles.
"Esto es muy, muy dramático y muy extraño", afirmó en un comunicado de la NASA el miembro del equipo descubridor Martín A. Guerrero del Instituto de Astrofísica de Andalucía. "Lo que estamos presenciando es la evolución de una nebulosa en tiempo real. En un lapso de años, vemos variaciones en la nebulosa. No hemos visto eso antes con la claridad que obtenemos con esta vista", resaltó.