Dos investigadoras cordobesas volvieron a poner a la ciencia argentina en el primer plano internacional al presentar los resultados de un estudio que descubrió más de 5.000 galaxias desconocidas detrás de la Vía Láctea. Se trata de Laura Baravalle y María Victoria Alonso, quienes lideran un proyecto internacional del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE) para buscar galaxias en la dirección del disco de la Vía Láctea.
Al observar el cielo, hay una gran franja luminosa que fue denominada en la antigüedad con el nombre de Vía Láctea. En la actualidad, sabemos que esa franja se produce por el brillo de la galaxia espiral que habitamos, a la que se le dio el mismo nombre. Debido al gas, el polvo y las estrellas de nuestra galaxia, se complica observar qué hay detrás de ella, principalmente, en la región más brillante. Entonces, si bien hay millones de galaxias observadas en el resto del cielo, se conocían sólo decenas en esa región.
Alonso y Baravalle iniciaron un proyecto en 2012 para intentar aprovechar las imágenes de infrarrojo del telescopio Vista para relevar estrellas variables en la Vía Láctea, denominado VVV (por las siglas en inglés de Vista: variables in the Vía Láctea). El proyecto consistió precisamente en utilizar imágenes del relevamiento VVV para identificar aquellas galaxias oscurecidas en esa región del cielo. Aunque los datos no habían sido pensados originalmente para estudiar “fuentes extragalácticas”, como se denominan a esas galaxias, luego del desarrollo e implementación de un método y el trabajo en conjunto con otras personas del IATE y de otras instituciones, se lograron identificar 5.563 galaxias, de las cuales sólo unas pocas decenas habían sido reconocidas previamente.
Como producto de la investigación, que Baravalle y Alonso llevaron a cabo junto a un equipo del IATE y científicos de la Universidad Católica de Chile, la Universidad de La Serena y de Atacama en Chile, se consiguieron establecer las posiciones de estas nuevas galaxias además de sus colores, su morfología y su tamaño, entre otras propiedades. Los resultados obtenidos fueron presentados recientemente en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
“En el óptico, antes no se podían ver los objetos que están detrás de nuestra galaxia. Las personas que hacemos astronomía extragaláctica estudiamos todo el cielo menos esa zona. Entonces, la realización de este catálogo es un hecho muy importante”, afirmó Alonso, investigadora del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, con una amplia trayectoria en las observaciones extragalácticas.
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“Además, como resultado, lo primero que obtenemos son números que indican las posiciones, pero, cuando vamos a ver la imagen y aparece una galaxia, es increíble. ¡De todo el proceso, sale un objeto que está ahí y nadie vio! Es la parte más linda”, completó Baravalle quien dedicó su trabajo final de licenciatura, su doctorado y posdoctorado a este proyecto.
Luego de ocho años de trabajo, las investigadoras cordobesas han abierto las puertas para nuevos análisis en esa región inexplorada del cielo. Algunos de los estudios que están planificando son utilizar métodos de aprendizaje automático que reemplacen la tarea de inspección visual de los candidatos a galaxias -que tuvieron que realizar personalmente entre miles de potenciales candidatas-, además de observar las galaxias encontradas con otros telescopios para poder estimar su distancia y así profundizar en los estudios de su distribución, entre otros desarrollos del nuevo hito de la ciencia argentina.