A pesar de que no es un fenómeno que los humanos estén aptos para captar sensorialmente, la Luna se aleja del planeta Tierra 3.8 centímetros cada año. Si bien resulta una distancia mínima, con la sumatoria de los años, se pudo comprobar que cuando el satélite se formó había 22500 kilómetros y en la actualidad, 402336.
Una de las consecuencias más notorias de este fenómeno en el desarrollo del Planeta Tierra se relaciona con las mareas oceánicas. Esto se produce por la gravedad de la Luna, que hace que el agua se localice de la parte de la Tierra que más cercanía tiene con el satélite natural, por lo que se forma un bulto.
Por otro lado, el alejamiento entre la Luna y la Tierra se produce por la fricción entre la superficie del planeta y la masa de agua que hay sobre ella. De esa manera, el planeta tarda más en girar y el movimiento de la Luna se torna más veloz: así se da el empuje del satélite a la Tierra, alejándola cada vez más.
La órbita de la Luna oscila alrededor de los cinco grados en relación con el Ecuador de la Tierra, cada 18.6 años. Este ciclo se llama ciclo nodal lunar. Según la NASA, el aumento de las mareas sumado a este ciclo generará grandes inundaciones provocadas por el alto nivel de mar que habrá durante la década del 2030.
Las palabras de los expertos sobre esta realidad
“Las inundaciones de la marea alta afectan ampliamente la vida en las comunidades costeras. Afectan su capacidad para llegar a trabajo, dificultan que las empresas permanezcan abiertas”, informó recientemente el líder del equipo científico del Grupo de Nivel del Mar y el Hielo de la NASA, Benjamin Hamlington, a la BBC.
El experto continuó su descargo en alusión a las consecuencias que este fenómeno tendrá en un futuro no lejano: “Es posible que veamos cuatro veces la cantidad de inundaciones de una década a la siguiente. El ciclo nodal lunar afecta a todos los lugares de la Tierra y los niveles del mar están subiendo en todas partes. Así que veremos estos rápidos aumentos en las inundaciones de marea alta en todo el mundo”.
También en diálogo con la BBC, la directora ejecutiva de la Real Sociedad Meteorológica, Liz Bentley, explicó: “Los cambios en la presión atmosférica están relacionados con temperaturas del aire más altas, lo que significa que las moléculas de aire pueden retener más humedad en forma de vapor de agua, reduciendo la humedad y, por lo tanto, la posibilidad de lluvia”.
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