En el vasto mapa de la provincia de Buenos Aires, a más de dos horas de la capital, se encuentra un pueblo que en su momento experimentó la gloria y la espera de una visita real que nunca se concretó. Hoy en día, este rincón casi desolado del partido de 25 de Mayo permanece sumido en el olvido, con una historia majestuosa y edificios que cuentan sus propias historias.
El origen de Ernestina
Ernestina, perteneciente al partido de 25 de Mayo, se ubica a unos 161km de la Ciudad de Buenos Aires. Aunque su población mermó significativamente, solo quedan 145 residentes según el censo de 2010. Sin embargo, a pesar de su apariencia tranquila y apagada, este pequeño rincón encierra un legado que trasciende su tamaño.
La historia de Ernestina se remonta a la instalación de su estación de ferrocarril, la primera en Veinticinco de Mayo. Fundado en 1896 por Henry Keen en honor a su esposa, el pueblo experimentó un crecimiento gradual y llegó a albergar instituciones y comercios como escuelas, teatros, clubes, hoteles y más. Todos estos lugares, que en su apogeo vibraban con la actividad, ahora están inmortalizados en estructuras que yacen silenciosas y casi olvidadas.
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La visita que nunca fue
Ernestina guarda un mito que, aunque jamás se materializó, aún es parte de su historia. Se dice que el Príncipe de Gales, luego Rey Eduardo VIII del Reino Unido, tenía previsto visitar el pueblo en 1925. Para recibirlo, Ernestina asfaltó su avenida principal, la avenida San Martín, que brilla con hermosas palmeras y naranjos hasta el día de hoy.
A pesar de los preparativos, el príncipe nunca descendió del tren en Ernestina. Aunque visitó la estancia y el castillo Huetel de Concepción Unzué de Casares, pertenecientes a los Keen, dentro del partido de 25 de Mayo. A pesar de la ausencia de la tan esperada visita real, el mito perdura y se dice que el Príncipe de Gales recorrió las calles recién asfaltadas de Ernestina, saludando a los habitantes.
Un pueblo en el olvido
Con el paso del tiempo, Ernestina quedó sumida en el olvido, con edificios que una vez fueron el corazón del pueblo ahora cubiertos de moho y descuido. A pesar de ello, algunos curiosos exploran las calles en busca de tesoros de una época pasada.
En medio de este escenario, la Parroquia Nuestra Señora De Luján aún se mantiene en pie. Esta iglesia neogótica ofrece una visión del pasado y puede visitarse a cambio de una pequeña contribución. También persiste el colegio pupilo "Doctor Enrique A. Keen", que funcionó hasta 1990 y hoy alberga únicamente juegos oxidados en su patio.
La presencia del Teatro Argentino, un edificio contiguo al colegio, también ofrece un vistazo al pasado. Inaugurado en 1930 como un teatro lírico para 200 espectadores, hoy yace abandonado, aunque su hermosa fachada aún perdura.