Hay lugares que desafían la imaginación, que se convierten en escenarios donde la realidad y la fantasía parecen entrelazarse. Son destinos que nos invitan a cuestionar lo que sabemos, a explorar lo desconocido y a sumergirnos en historias que trascienden el tiempo y el espacio.
Si sos de los que buscan experiencias que rompan con lo convencional, que te saquen de la rutina y te ofrezcan un viaje tanto físico como emocional, entonces este artículo es para vos. Acompañanos en un recorrido por un lugar que combina historia, misterio y arte en un escenario único, ubicado a tan solo 500 kilómetros de Buenos Aires. Ideal para una escapada que te permitirá conocer un lugar totalmente diferente.
Villa Epecuén: un lugar fascinante a 500 kms de Buenos Aires
Si te atraen los lugares con historia y misterio, Villa Epecuén es el destino ideal. Las ruinas emergidas del agua ofrecen un escenario perfecto para la fotografía y la contemplación. Además, la soledad del lugar lo convierte en un espacio ideal para desconectar del ruido de la ciudad y sumergirse en un ambiente de tranquilidad y reflexión.
Villa Epecuén se encuentra en la provincia de Buenos Aires, específicamente en el partido de Adolfo Alsina. Para llegar a este enigmático destino desde la capital argentina, la mejor opción es tomar la Ruta Nacional Nº 5 hasta la ciudad de Carhué, y desde allí seguir por la Ruta Provincial Nº 85 hasta llegar a nuestro destino. El trayecto total es de aproximadamente 500 kilómetros y se puede completar en unas 6 horas en auto. Es una ruta bastante sencilla y bien señalizada, lo que facilita el viaje para aquellos que decidan aventurarse a conocer este fascinante lugar.
Pero no solo eso, la ciudad fantasma también se ha convertido en un escenario para eventos artísticos y musicales, añadiendo una capa más de interés a este ya fascinante lugar. Así que, si estás buscando un destino que combine historia, arte y naturaleza, Villa Epecuén es una opción que no podés dejar pasar.
En los años 20, Villa Epecuén era un floreciente destino turístico, conocido por las propiedades curativas de sus aguas termales. Sin embargo, en 1985, una inundación catastrófica sumergió la ciudad bajo el agua. Durante más de dos décadas, las estructuras de lo que fue una próspera villa quedaron ocultas, hasta que en 2009, las aguas comenzaron a retroceder, revelando un paisaje desolado pero cautivador.
El único habitante que decidió quedarse en este lugar es Pablo Novak. Su presencia añade un toque humano a la soledad que rodea las ruinas. Novak se ha convertido en una especie de guardián del lugar, y su historia es tan fascinante como la de la ciudad misma.
El recital del Indio Solari en Villa Epecuén
No solo la historia y el misterio hacen de Villa Epecuén un lugar digno de visitar. El escenario ha capturado la imaginación de artistas y músicos, como el Indio Solari, quien eligió este lugar para un espectáculo inolvidable. La realización del show demandó cinco meses de planificación y el trabajo de más de cien personas. Se gastaron 3.000 litros de gasoil para abastecer a los generadores de energía utilizados para el sonido e iluminar las ruinas.
El guitarrista Gaspar Benegas explicó que la elección de Epecuén se debió a su deseo de hacer "algo gigante en medio de la nada". El lugar, entre una antigua villa termal y el icónico matadero del arquitecto Francisco Salamone, ofrecía el escenario perfecto para un evento de tal magnitud.