En el corazón de la provincia de Buenos Aires, se encuentra un paraje que parece salido de las páginas de un cuento: un lugar que, pese a su aparente abandono, resguarda una historia rica y fascinante. Este sitio, ubicado estratégicamente a la vera de una importante ruta, es testigo de una era de prosperidad y actividad que, aunque pasada, aún resuena en sus calles.
Este enigmático destino, actualmente convertido en un atractivo turístico ideal para una escapada, capta la atención de visitantes con su mezcla de historia y naturaleza. A un corto viaje desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ofrece una experiencia única para aquellos buscando descubrir los secretos de un pasado vibrante y una actualidad tranquila.
La historia de Gándara, el pueblo sacado de un libro en Buenos Aires
En sus años de auge, el pueblo de Gándara se erigió como un núcleo de actividad económica y social, impulsado por la presencia de una próspera empresa láctea. La fábrica "Gándara", parte del Grupo Lactona, no solo generaba empleo para decenas de familias sino que también atraía a un flujo constante de personas para trabajo y comercio. Este movimiento convirtió al lugar en un centro productivo y vital.
La historia de Gándara se remonta a comienzos del siglo XIX, cuando los campos fueron adquiridos por Domingo Leonardo de la Gándara, un personaje ligado a episodios históricos de relevancia. La fundación de la estación de tren, la escuela, y la empresa láctea en los terrenos heredados, marcaron el inicio de una era de florecimiento para el pueblo. La Sociedad Anónima Unión Gandarense, fundada en 1896, y la posterior modernización bajo la gestión de Juan Carlos Rodríguez, catapultaron a "Gándara" a ser una de las empresas lácteas más importantes del país.
El paraje vivió su época dorada en los años '80, convirtiéndose en una parada obligatoria para los turistas en la región. La fábrica ofrecía degustaciones gratuitas y se convirtió en un símbolo de la zona. Sin embargo, el fallecimiento de Rodríguez marcó el principio del fin. La venta a Parmalat y su posterior quiebra en 2003 llevaron al cierre definitivo de la fábrica en 2007, dejando una profunda huella en la comunidad.
El cese de actividades de la fábrica impactó dramáticamente en la vida del pueblo. La disminución de la actividad económica y social llevó a un declive en la densidad poblacional, transformando Gándara en un paraje casi deshabitado. Sin embargo, la memoria de sus días de esplendor perdura en los edificios y estructuras que aún se mantienen en pie.
¿Qué se puede hacer en Gándara hoy?
Hoy, Gándara se presenta como un destino turístico encantador, particularmente atractivo para ciclistas y amantes de los sitios con historia. A 20 kilómetros de Chascomús, el paraje ofrece una ventana a su pasado a través de visitas guiadas que recorren la historia de la fábrica, el convento, y la estación de trenes. Estas excursiones brindan una mirada íntima a la vida que una vez floreció en sus calles.
Además de su valor histórico, Gándara ofrece una experiencia única para aquellos interesados en el ecoturismo y la exploración de sitios abandonados. Los visitantes pueden recorrer lugares emblemáticos como el convento San José y la Capilla Nuestra Señora del Rosario, ambos diseñados por el renombrado arquitecto Alejandro Bustillo. Estas estructuras, a pesar del paso del tiempo, mantienen su belleza y magnificencia.
Para los aventureros, Gándara también proporciona opciones de alojamiento y recreación. El refugio El Vergel, por ejemplo, es una cabaña que ofrece hospedaje y actividades de ecoturismo. Hay planes para futuros desarrollos turísticos, como transformar un antiguo almacén en una casa de té, lo que añadirá aún más atractivo a este peculiar rincón de Buenos Aires.